-Ya son las siete
-Ajá
-Vamos a levantarnos
-Ajá
(media hora después)
-¿Nos levantamos?
-Tú primero. Háblame en 15 minutos.
(Alberto se levanta).
(Pasa el tiempo).
(Alberto regresa a la cama).
-Ya vine. Hace frío afuera.
-Duérmete tantito. Nos paramos en media horita.
-Bueno.
-Zzzz.
-Zzzz.
-Alberto, ya son las nueve cuarenta. ¿Nos paramos?
-Zzzz.
-Bueno, un ratito más.
(tic tac tic tac)
-Tengo hambre, voy a hacer el desayuno
-Zzzz.
-¿Once y media de la mañana? ¿Cómo pasó esto?
-Zzzz.
-Hace frío… deja te acompaño un ratito. Zzzz…
(Y el lunes hay que volver definitivamente a los horarios. ¿Podremos?)
Categoría: Varia invención
Todo lo que no cae en otras categorías. O bien: pura loquera.
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volver a los horarios
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y si sí…?
-No, Raquel -dice mi psicoenterólogo- los zombies no existen, no van a venir por ti, no tienes que poner otra reja ni un túnel que lleve a tu coche. ¿A dónde irías, en todo caso?
-¿A dónde? A casa de mi papá, por supuesto. De ahí, hmmm… yo creo que a la sierra de Puebla. Tengo la teoría de que el problema zombie no duraría mucho tiempo. Pero es vital escapar en los primeros minutos, que es cuando la mayor parte de la gente muere o se infecta. Todo por no tener vías de escape. O por no reaccionar a tiempo.
-Es una locura. ¿Cómo harías para llegar a casa de tu papá?
¡Qué tipo tan tonto! La clave de todo está en reaccionar a tiempo: a la primera señal de zombies, subir al auto, tomar el periférico (de preferencia, por el segundo piso) y no deternos hasta casa de mi papá.
-¿Y tu gato?
-¿Qué con mi gato?
-¿No decías el otro día que tu gato se niega rotundamente a entrar a su jaula transportadora? ¿que la última vez que lo intentaste te sacó el ojo con sus garras y que por eso tu ojo izquierdo es de vidrio…?
-De cristal cortado…
-Hmmm…
-…de murano
-Hmmm… ¿te das cuenta de que es cada vez menos creíble?
-¿Se da cuenta de que estamos cambiando de tema? No se supone que hablemos de mi ojos de cristal cortado y aplicaciones de filigrana: el problema es… ¡los zombies!
-Los zombies.
-Sí. que en cuanto aparezcan tratarán de entrar a mi depto y devorarme el cerebro.
-Hmm
-Y que la única solución es poner otro enrejado y abrir un túnel que vaya de mi depto al estacionamiento. ¿no ve que de otro modo vivo en una trampa sin salida?
-¿Y tu gato?
-Él entenderá. Tengo la teoría de que, en cuanto aparezca el primer zombie, Primo tendrá el suficiente sentido común como para entrar a su jaula por su propio pie.
-Pata
-¿Eh?
-Es «pata».
-No, es gato.
-Digo que entrará a la jaula por su propia «pata».
-Eso es también lo que yo creo. Y que una vez en el auto…
-Tomarán el periférico y llegarán en un suspiro a Iztapalapa.
-Exacto.
-¿Y si Alberto no está en casa cuando ocurra el primer ataque?
-(silencio pensativo)
-(silencio retador)
-¿Por qué no iba a estar en casa?
-Porque trabaja fuera de vez en cuando, ¿no?
-(silencio que pone en orden pensamientos)
-(silencio triunfal)
-Entonces, ¿está sugiriendo que Alberto debe renunciar a su trabajo por un hipotético ataque de zombies?
-(boca abierta)
-(ceño fruncido)
-(sollozos)
-doctor, ¿ya mero me da de alta? preferiría usar el dinero de las consultas en la construcción del túnel…
-(llanto copioso) -
¿debería darme vergüenza?
Tengo la teoría de que los hábitos son fáciles de adquirir, que sólo es cosa de persistir.
Lo malo es que soy muy mala para persistir. Me distraigo. Me aburro. Me desmotivo. Por eso no bajo de peso, no aprendo a tocar el piano, no me arreglo los dientes, no termino un guión de largo, no actualizo este sitio tan seguido como debería.
Sería fácil decir, justo en estos días,q ue eso va a cambiar y que a partir de hoy todo eso cambiará. Sería fácil, cliché y mentiroso. Así que no lo voy a decir.
Pero me pregunto si no será sencillo, simplemente, dar un paso a la vez, encontrarle el gusto a cierta pequeña acción y repetirla al día siguiente, y así, hasta que se convierta en un hábito…
No lo sé.
Aunque si consideramos lo fiel que soy al facebook, lo compulsivo que resulta mi modo de tronarme los dedos, lo apegada que estoy a sentarme en un mismo sitio y a usar un mismo tenedor (no se dejen engañar: aunque varios cubiertos pertenezcan a un mismo juego, son distintos entre sí)… quizá tengo esperanza en eso de la persistencia.
A fin de cuentas, ya llevo más de un año yendo a la misma estética y este blog, con sus altas y sus bajas, ya tiene unos cinco añitos.
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Guionistas en huelga-
La verdad es que no he regresado al dentista. Me da miedo. Además, los tambores ya dejaron de sonar. Creo que la chica escapó con el galán y el resto del pueblo se resignó. Creo esto porque, muy cerca de las anginas, tengo una comezón como de que están construyendo una choza. Una choza pequeña, de dos o tres habitaciones, con vista al acantilado; donde la chica podrá mirar a través de la ventana cuando su valiente hombre regrese del sembradío de piñas. O algo así.
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1o de diciembre
Hoy es primero de diciembre y se conmemora a nivel internacional el día de la lucha contra el SIDA (y no el «día mundial del SIDA», como dicen por ahí).
El chiste de esta conmemoración es abrir un espacio para la reflexión, para dar a conocer los mitos y las realidades en torno a esta enfermedad y, creo yo, sobre todo para mostrar solidaridad. Porque todavía hay muchísima gente que piensa que el SIDA es un mito, un castigo del cielo o un motivo de vergüenza. Porque hay mucha gente que piensa que por no usar condón una vez, o por sólo tener relaciones hetero no «les va a dar».
Porque hay quienes creen que el SIDA es literalmente una condena a muerte.
Y no, nada de esto es cierto, como no es cierto lo que creen nuestros H. Jueces de la Suprema Corte, que el SIDA se contagia a través de chinches y garrapatas.La gente que ha contraido el VIh no necesita de nuestros prejuicios; bastante tiene ya con sus problemas. ¿Qué tal si mejor tratamos de ser empáticos?
Este día yo me acuerdo en particular de uno de mis cantantes favoritos: Klaus Nomi. Klaus era LA onda: una voz increíble (era contratenor, así que podía alcanzar escalas de soprano lo mismo que de tenor) y un concepto superwow. Y fue también uno de los primeros «famosos» víctima de esta enfermedad.
Cuentan que pasó sus últimos días aterrado… y solo: sus amigos prefirieron abandonarlo que arriesgarse al contagio.
Quizá ellos tenían pretexto (era ínfimo lo que se sabía del virus) pero han pasado 24años desde entonces, por lo que ahora no podríamos decir como pretexto «yo no sabía de qué iba la enfermedad».El hubiera no existe, dice la frase hecha; pero en estos momentos me gustaría imaginar que al menos una persona tuvo el valor de tomar la mano de Nomi en sus últimos momentos en el planeta…
Aquí les dejo un video de Nomi, pa que lo disfruten. Creo que recordar a los caídos es también una buena forma de luchar contra el SIDA.