Categoría: Varia invención

dolor de muelas, civilización en la boca, tos, seis inyecciones, miedo de ir al dentista de nuevo, mucho trabajo…
se siguen escuchando los tambores.

Hace no mucho tiempo tuve ocasión de leer las «breves fichas biográficas» de algunos artistas en ciernes. Eran verdaderamente extravagantes. Y es que hay un terrible problema: ¿cómo escribir que uno ha hecho cosas impresionantes si no las ha hecho? Pues hermoseando la realidad, claro. (Que es como mentir, pero sin admitirlo).
Por ejemplo:
* Juanito hizo estudios en el extranjero… quiere decir que estudió inglés seis semanas en San Diego.

* Pepe ha ganado varios premios… significa que obtuvo el premio de composición a la Bandera en 3o de primaria, el de poema a la madre de 5o y quizá el de ortografía en 2o de secundaria.

* María ha viajado a más de treinta países… significa que María cuenta con dinero y tiempo para viajar (y para pagarse una edición de cuentos – memoria de sus viajes).

* Chepina ha escrito más de veinte novelas… no significa
a) que las haya terminado
b) que las haya publicado
c) que sean buenas

* Eleuterio mató a su padre y a su madre, se los comió y luego los vomitó y da mucho miedo porque es un poeta maldito… significa que Eleuterio medio leyó Los Cantos de Maldoror y quedó muy impresionado.

En fin. Yo no me debería quejar… ni burlar: una vez, en un artículo que me publicaron en un periódico, dijeron de mí –> Raquel Castro vive en la ciudad de México. Digo, es completamente cierto, pero ¿qué significa?

Pues a saber qué le hice a la plantilla anterior, pero aproveché la crisis para solicitarle a mi refuerzo que pusiera una plantillita nueva.
Esta que está me pareció mona :)
De la boca… ay, la boca. Luego les cuento…

PD. ¡Gracias, refuerzo!

Chin… quise actualizar la plantilla y la desmadré todita…
Al rato pido refuerzos y queda de nuevo.
Pero qué triste, se me hace que tengo que pasar más tiempo en la red, estoy perdiendo el toque que tenía cuando era adicta de tiempo completo :(

Fui con el dentista. Me senté en el reclinable. Abrí la boca. Se asomó. Abrió bien grande la boca. Se metió a su oficina y habló por teléfono. Regresó y dijo que alguien más debía ver mi boca. A los pocos minutos llegó un tipo. Casi idéntico a Indiana Jones: fedora y botas de alpinista. Sobre la ropa traía una bata. Se presentó como etnodontólogo.
Se asomó a mi boca. Sacó de su maletín una lupa. Se asomó de nuevo.
Tam-tam, olor a piña, tam-tam. El etnodontólogo, sorprendidísimo.
«La van a sacrificar», dice. Tam-tam. Me dio un calambre en la mandíbula. Cerré la boca. El etnodontólogo me obligó a abrirla de nuevo. Mi dentista espía, boquiabierto. El etnodontólogo observa, boquiabierto.
Tam-tam. Y un gritito que sale del fondo de mi garganta, pero que no emití yo.
«Se escapó», dice el etnodentólogo.
Y me explica: una muela hizo erupción. Los hombrecitos hawaianos que viven en mi boca decidieron calmar su ira. Sacrificio minihumano. Doncella rebelde. Tam-tam.
No sabe si sacar la muela o dejarla… y estudiar los hábitos de los hombrecitos.
Yo preferiría una amalgama. ¿No es opción?