Categoría: Varia invención

Todo lo que no cae en otras categorías. O bien: pura loquera.

  • Regalos que no

    1. Primero que nada, mil gracias a todos los que dejaron allá abajito su felicitación del cumple. No hubo globos ni pastel porque se los comió un zombie, pero se agradece de veras muy muy mucho que se hayan acordado :)

    2. Ahora bien: el tema de los cumpleaños da para muchas escribiciones; tantas, que incluso se me pueden ocurrir algunas a mí, que ando sin creatividad. La que me viene a la mente en este preciso instante es la relativa a….

    (fanfarrias)

    Los regalos chafas de cumpleaños

    Y es que, tarde o temprano, todos hemos metido la pata a la hora de dar un regalo. Puede ser la prisa, la falta de tacto, un lapsus de tontera… cualquier cosa. ¿Como de qué regalos chafas estamos hablando?

    De los que me ha tocado recibir, me acuerdo de los siguientes:

    – Útiles escolares (el drama infantil de los que nacimos en agosto)

    – ¡Uniformes escolares! (feliz cumpleaños, ten estas calcetas y este suéter con escudo)

    – Un kit para limpieza de lentes de contacto (no, no uso lentes de contacto)

    – Una chamarra color durazno-nuclear, con un gatito pegado en la espalda (suena bonito, pero era un verdadero horror)

    – Un audiolibro de cómo hacer millones de pesos

    – Una blusa en tela brillosa, con hombreras gigantescas y moñitos… y no, no estábamos en los 80

    – Un suéter tejido sin una manga (en serio!!!)

    – Un juego tejido de blusa, falda, suéter y calcetas… en estambre que pica

    – Unas zapatillas de altísimo tacón, del no. 5 (calzo del 6 y no uso tacones)

    – Un libro: Juventud en éxtasis

    – Un muñeco de peluche que parece estar a medio camino entre un gorila y un extraterrestre. Si le levantas las barbas, se le ve el pirilín (este fue de intercambio)

    – Un póster de chava a medio encuerar

    – Un dvd rayado («límpialo y, en una de ésas, te sirve», me dijeron)

    – Una playera decorada con pinturas inflables que no combinaban

    – Una falda en caja de Palacio de Hierro, con etiqueta (precio visible y toda la cosa) de Suburbia

    Y bueno, yo he dado:

    – Dos gallinas, vivas (era una bromita, jeje)

    – Un libro que me habían dado a mí (con dedicatoria y todo, qué pena)

    – Un VHS pirata (es una historia muy triste)

    – Un condón de figurita (lo malo no fue el regalo, sino que mi amiga lo abrió enfrente de sus papás, ja)

    ¿Se les ocurren peores regalos recibidos? Y ya entrados, ¿qué otros malos regalos podríamos dar, si fuéramos sádicos? :P

  • Pieza única

    Mientras sigo sin ideas propias me dedico a leer. O sea, pongo la mejor cara ante una mala situación.

    Y ni siquiera debería quejarme tanto: estoy leyendo «Pieza única», de Milorad Pavic. Estoy maravillada y feliz -y eso que aún no lo termino. Pero ¡está excelente! (hasta donde va).

  • Sequía

    Varios días sin escribir. Lo siento.
    Tan sólo abro la página de blogger
    y se me olvida todo:
    Las ideas, los pesares, las historias.
    Todo.
    Y me quedo
    inmóvil como zombie
    (como zombie calmo, que son los mejores)
    sin teclear, sin pensar
    sin respirar…
    Gruñendo
    hostilmente gruñendo
    mientras devoro el cerebro de un coworker.

  • Me muerdo los nudillos

    Como se habrán dado cuenta, desde que dejé Canal Once apenas hablo aquí del trabajo. Y es que, como todos sabemos, en el trabajo (como en todos los trabajos) hay días padrísimos (pero si uno los cuenta con detalle suena a presunción) y días horribles (y si uno los cuenta a detalle, corre el riesgo de que lo corran).
    Hoy, por ejemplo, me gustaría echar pestes sobre un libro que se presentará en una sala de un palacio (no diré nombres ni fechas): me indigna que cosas tan pero tan malas sean, no digamos presentadas, sino publicadas.
    Hago berrinche porque hay que encontrarle el lado bueno y para eso hay que respirar profundo, muy profundo. Muy. Profundo.

    Así que mejor cambio de tema. Porque no queremos que los importantísimos invitados a reseñar tan chafa libro se encuentren de repente con lo que opino del libro y de que se presten al juego (seguro les importará un carámbano lo que yo opine, pero al ser coso laboral se complica un poco la situación).

    Decía, cambio de tema: hmm… hmm… no se me ocurre nada. Así que, entonces, en vez de cambiar de tema…

    a) sigo con lo mismo
    b) me callo

    b.

  • Releyendo a Rafael Pérez Estrada

    Estoy, una vez más (es un libro al que se puede volver una y otra vez) con Cosmología esencial de Rafael Pérez Estrada. El libro es una delicia, desde la dedicatoria de mi amigo Fran, hasta la ilustración de la última página. Entiendo que no es fácil de conseguir. Por eso, aquí les dejo una probadita:

    Crónicas

    Dice un tratado coreano de cosmología que las nubes enloquecen si se coloca bajo ellas, y durante algun tiempo, un espejo horizontal. Y que de su miedo nacen las tormentas.

    Las doncellas de Sumatra, en los inicios de la primavera, suelen encender en los montes más altos infinitas hogueras para que las nubes se tuesten y devuelvan a la tierra el maná de la lluvia.

    Nube, pájaro y estrella eran en la antigua Caldea sinónimos de misterio, olvido y muerte. El hombre que sueñe con una nube será algún día arrebatado en carne mortal por los dioeses, y el que vea un pájaro volar la medida de su noche, vivirá eternamente la proximidad desesperante del amor. Sólo quien descubra el significado de la estrella será sabio, pues el destino ha escrito la palabra geométrica en su frente, y sus labios permanecerán cerrados.

    En el Códice de Addis-Abeba, o segundo Evangelio de la Infancia, el verdadero milagro de Jesús no estriba en andar sobre las aguas, sino en descansar toda una noche sobre una nube.

    (Busquen a Pérez Estrada. Lean, cuando menos, esta entrevista que le hicieron en 1996, cuatro años antes de su muerte.