Categoría: Varia invención

Todo lo que no cae en otras categorías. O bien: pura loquera.

  • La barba rebelde

    (primera parte)

    De toda la familia, el que mejor le cae a Rodrigo es su tío Melquia. No sólo porque tiene un nombre rarísimo (en realidad, se llama Melquíades y le dicen así de cariño, pero sigue siendo un nombre raro, ¿no?). También porque tiene una barba larga, larguísima, que le llega a la cintura. Y la barba del tío Melquia no es nada más larga: también es rebelde y le gusta tomar iniciativas:

    —Un día que estábamos en París…—comienza a contar el tío Melquia.

    —¿Quiénes? —pregunta Rodrigo, curioso.

    —Mi barba y yo, claro—dice el tío, y sigue la historia, sin enojarse por las preguntas del sobrino—. Un día que estábamos en París…

    —¿Dónde es París?

    Y el tío le cuenta de la ciudad tan bonita, llena de gente patinando, con una gran torre y un río en medio (de la ciudad, no de la torre: Rodrigo tuvo buen cuidado de preguntar el punto).

    —Pues estábamos en París y mi barba decidió enamorarse —sigue el tío Melkia. Rodrigo lo quiere mucho porque, además del nombre raro y la barba rebelde, tiene mucha paciencia y sabe que si Rodrigo pregunta no es porque le aburra la historia sino al contrario: quiere saber todos los detalles.

    “Mi barba es aventurera y yo también, así que por lo general nos llevamos de maravilla. Pero un día, en París —que es la ciudad del amor, según dicen— ella decidió enamorarse. Y como era su primer enamoramiento, no escogió a cualquiera, no: se enamoró de la bufanda de una señorita muy guapa que iba pasando a nuestro lado.

    Cuando crucé la calle (y la señorita se quedó mirando la vitrina de una tienda) mi barba se quedó pegada a su bufanda, pero yo no me di cuenta».

    VA LA ENCUESTSA: ¿Vale la pena seguirle? ¿O mejor lo tiramos a la basura?

  • Hay ausencias que matan…

    Y otras que no. Como ésta. Y lo que pasa es que he sido tomada como rehén, vendida al mejor postor y esclavizada. Todo aquí, en México, donde se supone que esas cosas no ocurren.

    Es chistoso: cuando estoy en el trabajo principal (canalito once) hasta la panza me duele. No me gusta estar ahí. Ya no. Pero me pongo a hacer los guiones y se me olvida donde estoy. Si por lo menos no fueran tantos los que hay que hacer, si por lo menos pudiera descansar un poco…

    Estos últimos cinco días: cuatro me levanté antes de las 6 y uno (hoy) a las siete y media. Y de los cuatro anteriores, dos antes de las 5 y dos antes de cinco y media.

    Estadísticas jodidas, en realidad.

    No estoy bien.

    Oh, no. Pero no queda mucho por hacer.

    En fin. Otro momento en el que me siento radiante es cuando doy clases. Me encanta, es otro mundo. Pero al final quedo tan drenada que es imposible sentarme a escribir más guiones.

    Esta es una de mis peores notas. Lo sé. Lo confieso. Y es que, más que escribir algo bonito, estoy vomitando las angustias.

    (***)

    Como no tengo cosas bonitas qué decir, mejor les comparto un link sumamente lindo. Es acerca de la mejor caricatura que ha conocido el mundo (el mío, al menos): La Pantera Rosa.

  • De rapidito

    Iba a escribir más sobre el mundo de las letras: lo que aportaron Sandrágoras y AbrahamNubes es muy bueno!

    Pero descubro con horror que es casi hora de ir a dar una clase, uff.

    Así que será luego.

  • Post data

    Y, por supuesto, se acepta más información sobre el Literarian Way of Life ;)

  • Peor

    Ahora, sólo falta que me cobren por trabajar. Y porque ayer fue un pésimo día, y porque de pronto ya no sé ni dónde estoy parada, la cabeza sigue sin ideas. Pero no es justo que se pierdan las que han aparecido en los comentarios y el tagboard.

    Aquí están.

    Más sobre el fantástico mundo de las letras

    Alberto @ 5:54PM | 2004-04-16| permalink

    En los países angloparlantes la gente desayunaría Hamlet and Eggs

    mergruen @ 4:23AM | 2004-04-18| permalink

    Y en los de habla hispana, Panero tostado.

    Luisfey: ¡Y podríamos ir al OscarWilde West!!

    Alberto: Y un accesorio imprescindible sería, Rax dixit, el Burroughs de planchar

    Luisfey: Y desde luego, cantaríamos Lewis Carrolls en Navidad…

    Luisfey: …cocinando un puchero en el Calderón…

    Luisfey: … echando el Leñero a la chimenea, claro.