Tiene algunos meses que Alberto me pasó esta dirección, justo cuando estaba yo investigando acerca de los ciberdiarios de las chicas anoréxicas. Sin embargo, en esos momentos no le encontraba sentido a esto (aún no lo hago). Cómo es posible, me pregunto, que ahora resulte deseable publicar un diario a ojos de todos, cuando hace diez años (diez, d’s mío, como pasa el tiempo) era tan importante mantener la intimidad?

No hay respuestas.

Tal vez la única forma sea experimentándolo.

Además, parece que es de lo más ‘in’ (puaj).

***

Alberto se va el martes a Canadá, estará por allá cuarenta y nueve largos y fríos días de otoño. Espero que le vaya muy bien, espero que nos vaya muy bien. Todavía no se va, y ya lo extraño.

Creo que me gusta más escribir a mano…


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