o bien: En busca del tiempo perdido
La verdad es que estoy encabronada. Enojada seriamente, pero no sé exactamente por qué o contra quién. Es uno de esos enojos absurdos, informes, apasionados. Es el enojo de ver que se acaba la semana y yo sigo sin hacer absolutamente nada de lo que hay en mi lista de pendientes; pero eso sí: qué tal de juntas y auditorías y paseos por la red, ¿no?
En inglés, lo que hago se llama to procrastinate. No he encontrado una palabra en español que englobe todo lo que implica esto. Pero sí: dejo para mañana lo que debiera hacer hoy, uso importantes porcentajes de mi tiempo en cosas absurdas o estériles, duermo poco y mal, y luego: los remordimientos.
Es como con la comida: primero yanto(*) como cochinito y luego: llanto como cochinito (huiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiic, huiiiiiiiiiiiiiiiiiiic…)
Y es que… la verdad, la verdad… creo que de algún modo mi tiempo está siendo ordeñado. ¿Dónde están mis horas de trabajo?
Si alguien las ha visto, por favor comuníquese, lada sin costo, al 01-800-nosécuál.
Por ejemplo…. ya son las 7.20 y yo sigo sin empezar las correcciones (absurdas) a un guión (no menos absurdo) sobre embarazo adolescente. Ts, ts…
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