Y justo cuando pensábamos que nada peor podía pasar…

Ayer, por azahares que no vienen a cuento (hint, hint), fuimos a la Iglesia Metodista que está en la calle de Balderas. No encontramos a quien buscábamos, pero sí nos topamos un señor aguacero que nos empujó al Palacio Chino. Nos metimos a ver Van Helsing, nomás para pasar el rato lluvioso. Total, una peli palomera de vez en cuanto no puede matar tantas neuronas, ¿no?

Bueno, debimos sospechar: una película que habla de un ‘cazador de monstruos’ tiene que estar más cerca de El santo contra el Monstruo de la Semana que de El carnaval de las almas. Pero ¡ilusos de nosotros! entramos de todos modos…

ADVERTENCIA: Habrá spoilers y mala leche

Ahora sí…

El horror

La película empieza en blanco y negro. Muy bonitas texturas, pero contenido nada promisorio. Como émula de la Hammer, nos muestra a Drácula matando al doctor Frankenstein con ayuda de Igor (!). Por ahí aparece RiffRaff, pero no, luego resulta que no es RiffRaff, sino un enterrador que se le parece mucho. En fin. El monstruo, emulando a King Kong, carga a cuestas a su creador, pero se derrumba el molino en el que están y caen. Como no se ven cadáveres, podemos asumir lo siguiente: EL MONSTRUO VA A APARECER DE NUEVO, MÁS TARDE.

La acción se brinca al año siguiente y nos topamos a un ser que parece mezcla de Aragorn, McGiver, Renegado e Indiana Jones: se trata de Van Helsing, cazador de monstruos, y lo vemos en un irreal París (¿respetar la geografía? ¿para qué? si el 70% de los estudiantes estadounidenses ni siquiera sabe que París es la capital francesa…) dando muerte a un ser extraño, mezcla de el Jorobado de Notre Dame y Hulk. Sorpresa: nos enteramos que el ser en cuestión es Mr Hyde y que Van Helsing tiene orden de matarlo. Así que de peli de la Hammer hemos brincado al remake de La Liga de Caballeros Extraditados, o como se llame. Muy bien, podemos soportarlo.

Van Helsing mata al mostro, claro: no por nada la peli se llama como él y no ‘Doctor Jeckyll’. De ahí, se lanza al Vaticano. Ora resulta que es agente secreto de la Iglesia Católica Remona. ¿La Talamasca? Muy bien, podemos soportarlo.

Baja a la abadía-laboratorio y se encuentra a otro mutante. Éste es tantito Schmendrick, el aprendiz de mago de ‘El último unicornio’ y tantito Q, el de James Bond. Inventa cosas inútiles como Ciro peraloca, y otras letales (como Q). Y le da una muy especial a Vancito: una ‘bomba’ que genera una luz parecida a la del sol, ‘pero no sabe pa qué va a servir’. Nosotros, que alguna vez supimos que Van Helsing es el enemigo de Drácula, sí sabemos, pero no le decimos nada a Q para no arruinarle la fiesta. Así que ahora es una peli de espionaje steam-punk. Ok, podemos soportarlo.

Helsing Bond se lleva consigo a Q. Eso parecería nuevo si no nos diera la impresión de que Q está mutando de nuevo: ahora se parece peligrosamente a Adso von Melk, el monjecito de ‘El nombre de la Rosa’. Qué caray. Podemos soportarlo.

Por cierto, en el ínterin nos enteramos que Helsing ha perdido la memoria y que trabaja para el Vaticano para recuperarla. Quiere saber su pasado. O sea, muta para ser una combinación entre Remi y Wolverine. Vaya, podemos soportarlo.

Y podemos soportar también la presencia de hombres lobo y de una pareja de hermanos levemente incestuosa (lean ‘Hijo de lobos’, de Tanith Lee). Y que cuando llega a Transilvania, todos los habitantes parecen de película de la Hammer, otra vez. Y que, de día, aparezcan las vampiras-novias de drácula. Uff. Basta con poner en ‘off’ nuestro switch crítico.

Pero no queda ahí la cosa…

Avances de la próxima entrega de esta crítica

* No importa que papel le den, este muchacho siempre será Wolverine.

* Los oompa-lumpas conocen a los Orcos y crían una progenie.

* La danza de los vampiros: ¿inspiratería?

* Luke, yo soy tu padre…

* Y cada que mires al cielo, en las estrellas verás a los grandes leones reyes muertos… perdón, a las doncellas matavampiros muertas…


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