Otro mensaje cortito (puntos a desarrollar).
Autor: Raquel
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Puntitos
- boda de mi tía
- viaje pospuesto
- boletos sobrevendidos
- dolor terrible de panza
- chofer de película (máxima velocidad)
- comida abundante, vino… yummy
- casa de borges
- y lo que falta…..
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Breve
Un mensaje cortito (por la hora y el cansancio):
Mañana nos vamos de vacaciones Alberto y yo. Estaremos de vuelta el día 20, así que pueden quedar en stand by mis mensajes… o puede que no, dependerá de la facilidad de hallar cafés internet y del grado del vicio :)
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Raro y real
Esta no es una historia alucinada, aunque lo parezca. Tampoco es una historia apasionante, aunque ahora ya no sé…
Va así:
Resulta que Alberto y yo teníamos un blog privado en el que nos escribíamos esas cosas que se escriben los amantes y que para nada me avergüenza resumir aquí: sexo, carantoñas, apapachos, cursilerías, tristezas, alegrías, reconciliaciones, sueños, relatos eróticos, fórmulas secretas para lograr la invisibilidad, esas cosas. Cualquiera que esté medianamente enamorado sabe de qué va la cosa.
PERO hoy le pasaron el tip a Alberto de que alguien andaba corriendo el url de nuestro blog.
No fue pena lo que sentí. La verdad, me dio risa, porque pensé que esas cosas de los papparazzis (noten que ni siquiera sé cómo se escribe) eran exclusivos de la nobleza. ¿Qué de interesante puede tener el hecho de ver lo que nos escribimos Alberto y yo? Misterio. En todo caso, ya suscribimos la página en adultcheck para que si alguien es tan pero tan weirdo como para encontrar placer en leer nuesta correspondencia, por lo menos nos pague las chelas del fin de semana, jeje.
(La neta, me sentí como Eloísa la de Abelardo y fue muy bonito. El paso que sigue es que me pidan autógrafos o tips de… esteee…. de las fórmulas para la invisibilidad, claro).
///Miro en la compu de al lado y veo que Alberto escribe más o menos sobre la misma experiencia. Qué puedo decir, en público o privado? Que estamos
conectados y a quien le parezca cursi, que diga misa… o le mando al pitufo kkk.
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Des-canje
El neurólogo me explicó que no es conveniente que ande por el mundo sin cerebro. Así que tuve que ir al tianguis de cerebros usados y pasaron muchas cosas antes de que encontrara uno barato y en más o menos buen estado. También aproveché para ir al mercado de almas y con lo que me dieron de la del pitufo kkk voy a invitar a comer a Alberto hoy. El pulmón lo tengo en el refri, todavía no sé que voy a hacer con él.
Ya contaré en otra ocasión todo lo que ocurrió en el tianguis. Ahorita ando con un poco de prisa.
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Canje
Hoy es martes. Tengo sueño y clase de francés en un rato, así que no me puedo dar el lujo de dormir… ni de pensar. Supongo que se debe al cansancio, al calor, a la digestión, o a la extirpación de cerebro de que fui sujeta esta mañana.
Lo cuento antes de que desaparezcan los pocos recuerdos que quedaron acumulados en mi memoria RAM…
Dejé en la mañana a Alberto en su casa y me encaminé a Canal Once. En un alto, se me acercó un limpia-parabrisas… sólo que no era uno común y corriente: vestía como devoto del KKK, sólo que en color azul rey. Pensé que sería, tal vez, un Pitufo Anónimo; pero la estatura no correspondía.
El ser limpió mi parabrisas y me dijo con voz aflautada: ‘Son diezmil pesos o un riñón’. Imbécil. Cualquiera sabe que un riñón vale mucho más que eso. Sin duda querría revenderlo luego, al doble o triple. El muy perro. Y ni siquiera había dejado tan limpio mi parabrisas.
Le dije que no. Dijo que (aquí me doy cuenta de que estoy tomando pedazos de un texto de José Vizcaíno Pérez. Qué raro es el inconsciente —es decir, mi mente inconsciente, no pretendo acusar a Vizcaíno Pérez de inconsciente)….
En fin, decía yo que no le quise dar la lana ni el riñón, por lo que nos pusimos a regatear:
–dos pesos, mijo.
–tu alma
–el alma de mi gato
–el alma de tu gato y cincomil pesos
–dosmil pesos y un monitor descompuesto
–dosmil pesos, el monitor descompuesto y un playstation one.
–el play, el monitor, y sin el dinero
–el dinero sin el play y el monitor
–el dinero sin el dinero, sin el play y sin el monitor
y así seguimos por horas, mientras la fila de carros detrás del mío crecía y crecía. Al final, no sé ni cómo, pero acepté un trueque: su disfraz de pitufo kkk a cambio de mi hemisferio cerebral derecho; su botella de jabón, su alma y un pulmón, a cambio de mi hemisferio cerebral izquierdo.
Creo que el negocio me convino… para qué voy a necesitar un brecero anedtor edla baceza? pueso piendar nieb ni ssu adyua…