Un sueño

Soñé que estaba en una iglesia, viendo el examen profesional de una chava que se enojaba mucho porque sus poesías no le gustaban a Miriam Negrín (una de las especialistas que acuden con frecuencia a Diálogos en Confianza). Miriam era, por supuesto, la presidenta del jurado dictaminador. Alberto Chimal era un vocal, pero no estaba ahí porque lo habían llamado a junta con los directivos (?) y mi tía Bebis no me dejaba ir a comer, pese a que era obvio que el examen había resultado un fracaso.

Trataba yo desesperadamente de doblar un pliego de papel bond (que contenía la invitación a una presentación de libro), molesta porque Alberto no venía, aburrida porque sin los jurados completos no le darían resultados a la chava de las poesías.

Y en eso, los cantos gregorianos que se escuchaban en la iglesia, se volvían música de Michael W Smith.

Desperté para encontrar a mi gato acostado sobre mí (un close up de gato puede ser inquietante como primera visión de la mañana) y ahora trato de entender si tuve sobredosis de literatura, familia y religión (el morbo fue quien me llevó a la paginita de Smith, lo juro) o si cené un sandwich alucinógeno.

Y ahora me pregunto: Qué pasaría si al despertar hubiera descubierto que, por alguna magia extraña, fuera ahora yo una fan de Michael W Smith y sus paralelos nacionales (Marco Barrientos, Yuri)?


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