Ayer pregunté en twitter qué genero les gustaría para los horóscopos de hoy. varias personas señalaron que no habíamos usado nunca uno de ensayo, cosa muy cierta. Así que elegí un libro reciente, que me gusta mucho: Las encías de la azafata, de José Israel Carranza. Me gusta porque no son los típicos ensayos cargantes, que tienen ochentamil citas en alemán y sánscrito al pie; me gusta, además, porque sus temas son cool (desde La pantera rosa hasta la adicción al cigarro, por ejemplo) sin que por ello deje de haber una gran, gran, gran calidad literaria. Y un gran, gran, gran sentido del humor. Así que bien vale la pena echarle un ojo a este libro, horóscopos o no horóscopos.
Pero aparte de eso, pues hubo los horóscopos. Y no estuvieron mal, ¿eh? Si no me creen, nomás chequen:
Aries: Que la mujer, digamos, haya tenido un resfriado.
Tauro: “Ya ocupas irte”
Géminis: ¡Sí, caray! ¿Estás sordo?
Cáncer: Tal vez daría para mover quince tractores.
Leo: Supongo que jamás me ha dolido.
Virgo: Azar, vida, literatura, juego.
Libra: La perdición de los hombres está en la confusión.
Escorpión: Conviene que imaginemos que la nariz es hermosa.
Sagitario: Hay que pensar mejor en qué vamos a gastar el tiempo que nos queda.
Capricornio: Lo que resta es procurar una objetiva fidelidad.
Acuario: Habrá que admitir cómo a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor.
Piscis: ¡Titino se obstina en el silencio más cruel!
Ofiuco es un seudosigno que me cae gordo, pero igual, con un poco de mala fe, le saqué su horóscopo: El tiraje fue de mil ejemplares.
Y eso es todo. ¡Nos leemos con más de esto la próxima semana!
Blog
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Horóscopos bibliománticos para la semana del 17 al 23 de enero, 2011
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Horóscopos bibliománticos para la semana del 10 al 17 de enero
Esta semana elegí un libro muy importante para mí: Viento del pueblo, de Miguel Hernández. No sólo porque la obra en sí es excelente (trae, entre otros, el poema «Elegía», que no se deben perder -si un día me encuentran borracha, pídanme que se los recite, me sale muy bien), sino, además, porque este ejemplar del libro era una de las posesiones materiales favoritas de mi mamá. (Véase, por cierto, la firma materna en la siguiente imagen).Y bueno, que es un libro preciado y con muy buena vibra, como se puede apreciar en los horóscopos que nos regaló:
Aries: Yo trato que de mí queden /una memoria de sol /y un sonido de valiente
Tauro: ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Géminis: Entregad al trabajo, compañeros, las frentes.
Cáncer: Desaparece la tristeza
Leo: ¿De dónde saldrá el martillo /verdugo de esta cadena?
Virgo: Fuego la enciende, fuego la alimenta.
Libra: No se debe llorar, que no es la hora
Escorpión: Cansado acaso, pero no vencido.
Sagitario: ¿Se perderá? ¡mentira!
Capricornio: Sangre que no se desborda, /juventud que no se atreve, / ni es sangre, ni es juventud
Acuario: Quedarán en el tiempo vencedores
Piscis: Aquí estoy para vivir /mientras el alma me suene
Espero que les hayan gustado tanto como a mí. Y, sobre todo, que lean el libro, claro. ¡Feliz semana!
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Celia y los Reyes Magos
Uno de los libros infantiles más hermosos que me he encontrado es Celia: lo que dice, de Elena Fortún. Imaginativo, inteligente y completamente actual, pese a haber sido escrito en 1928 (si quieren saber más del libro, click acá).
Hoy, por ser seis de enero, les compartiré uno de los cuentines, uno que justo trata acerca de los Reyes Magos. vean qué joya:Los Reyes Magos
Me quedé asustada, y oí como si un gato estuviera arañando las maderas del balcón. ¡Los Reyes Magos!
Entraba la luna por las rendijas, y entraba el frío también.
De buena gana me hubiera levantado a ver lo que ocurría, pero ¡me daba un miedo!… Me tapé la cabeza y empezé a rezar:
Jesusito de mi vida Tú eres niño como yo…
De repente, ¡pum!, ¡pum!, ¡pum!, un ruido terrible de cosas que caen sobre el balcón…, y me encuentro en camisa delante de un señor negro con corona, que está sentado en la barandilla.
—¡Dios te salve, Celia! –me dice.
—Que Dios te salve a ti, Rey Negro, porque si no, te caerás a la calle.
—Yo no puedo caer, porque no peso.
—¡Qué bien! Entonces podrás volar.
—¡Ya lo creo! Mira.
Y cogiendo las puntas de la capa blanca que llevaba, se marchó volando por la calle arriba.
—¡Eh! ¡Eh! ¡Rey Negro! ¡No te vayas!
—Ya estoy aquí. ¿Qué quieres, Celia?
—Que no te marches sin dejarme los juguetes que te he pedido en mi carta.
—¿No los ves?
¡Qué tonta! Estaba el balcón lleno de cajas, y yo no había visto nada entonces.
—¿Me has traído la cocina?
—Sí, dos cocinas.
—¿Y el borrego?
—Un borrego y una cabra.
—¿Y el “Teddy Bear”?
—También…
—¿Y la vajilla?
—La vajilla, y un reloj, y cazolitas, y libros, y rompecabezas, y una raqueta…
—¡Huy, qué bueno eres! Y ahora que me fijo en ti…, ¡cuánto te pareces al lacayo de tiita Julia!
—¡Como que es mi hermano!
—Anda, si lo sé antes le doy a él la carta para que te la llevase, y así me hubieras traído más cosas aún…
—¿Te parecen pocas?
—No, no; no son pocas. Pero te hubiera dicho que no te olvidaras de Solita, la niña del portero.
—No me olvido nunca.
—Pues, hijo, el año pasado, no le trajiste nada.
—Sí le traje; pero te quedas tú con ellos…
—¡Jesús, qué mentiroso!
—¡Niña! ¿Cómo hablas así a un santo?
—¡Ay Rey Negro! Perdóname; pero no sé cómo decirte que no dices la verdad…
—Sí digo la verdad. ¿No crees que es demasiado para ti todo lo que te he traído por orden de Dios?
—No sé…
—Sólo dejo juguetes en los balcones de los niños ricos; pero es para que ellos los repartan con los niños pobres. Si tuviera que ir a casa de todos los niños, no acabaría en toda la noche…
—Sí, sí; ya comprendo. Entonces, ¿debo repartir con Solita lo que me has dejado?
—Eso es. Yo no puedo entretenerme más. Está amaneciendo y aún me queda mucho por hacer.
No sé por dónde se fue ni cuándo me metí en la cama, porque me quedé dormida y no me desperté hasta que entró la luz del día en mi cuarto.
Me volví a levantar (entonces sí que hace frío), me abrigué con la colcha y salí al balcón.
—¡Solita! ¡Solita! –grité, porque ya estaba Solita barriendo la puerta–. ¡Mira lo que nos han traído los Reyes!
Desaté todos los paquetes, y con las cuerdas hice una muy larga que llegaba a la calle.
—Espera, que te voy a echar una cabrita –y se la mandé bien atada en la punta de la cuerda–. Y ahora, unos libros… –y se cayeron; pero todos llegaron al suelo–. Y una caja con una cocina.
¡Cómo bailaba Solita!
Detrás de mí, dijo papá:
—Pero ¿qué estás haciendo, niña?
—Repartiendo los juguetes.
—¡Entra dentro, criatura, que hace un frío horroroso! ¡Milagro será que no hayas cogido una pulmonía! ¡A la cama!
—¡Qué voces daba!
—¡Pero, papá, si me ha mandado el Rey Negro que le dé a Solita juguetes, porque también son para ella!
—Veremos lo que dice tu madre de eso. ¡Abrígate bien!
—Mira, papá: el Rey Negro me lo ha explicado todo…
—¡No digas más tonterías! Todo eso lo has soñado o lo has leído en alguna parte.
—¡Que no, papá, que no! Mira, yo te diré…
—¡Nada, no me digas nada! ¿Qué es lo que le has dado a Solita?
—Una cabra…
—¡Válgame Dios! ¡Un juguete carísimo!… ¿Entras en calor?
—Sí, sí; ya no tengo frío… Verás, papá; yo te contaré…
—¿Te quieres callar? Las niñas no mienten ni creen que es verdad lo que sueñan…
De pronto apareció Juan haciendo aspavientos.
—Señor, aquí está Pedro, el portero, con unos juguetes que dice que…
—Bueno, bueno –interrumpió papá–; dígale usted que son para su hija, que se los dé…
—¡Ay papá qué bueno eres! ¡Ya lo sabía yo!
—Lo que no sabes es la que nos va a armar tu madre en cuanto aparezca.
¡Y ya se oían los pasos de mamá! -
Horóscopos bibliománticos: primera semana del año
Desde hace algún rato tengo una diversión en twitter: cada lunes publico una tanda de horóscopos bibliománticos. Esto no quiere decir que sea yo Madame Zazú, no. Quiere decir que escojo un libro, lo abro doce veces al azar y lo que va saliendo se convierte en la recomendación semanal para el signo correspondiente.
Según yo, lo más, más importante es la recomendación literaria. Pero un consejito venido del azar y el subconsciente nunca está de más.
Y bueno, luego de mucho pensar en lo efímero del twitter, concluí que sería buena onda poner acá también los horóscopos de la semana. Por si alguien no los vio, o no le gusta tuiter… y para que el pobre blog se sacuda la modorra. En una de ésas, hasta me da por escribir más cosas, más.
Dicho lo cual, pasemos a los horóscopos bibliománticos de la primera semana de enero, cortesía de Un hombre sin cabeza, de Etgar Keret.
Horóscopos para la semana del 3 al 9 de enero
Aries: Déjalo, es un buen tipo.
Tauro: Como si ella no lo supiera.
Géminis: No te hagas el cabroncito.
Cáncer: ¡ya lo creo!
Leo: ¿No ves que estás en medio?
Virgo: vamos, anímate, anímate ya de una vez.
Libra: porque es mucho más simpático que seamos agradables.
Escorpión: vete a saber lo que le puede pasar a alguien por la cabeza
Sagitario: Es muchísimo menos guapa que usted.
Capricornio: Me da miedo que no nos vaya a dar tiempo de nada.
Acuario: No te creas.
Piscis: Echa un ojo a los libros
Ahí me cuentan cómo les fue con ellos ;) -
¡¡¡Día de zombis!!!
Mañana, amigos y amigas, compatriotos y compatriotas, es día de zombis. Y los quiero invitar.
Mañana jueves 11, a las 7:30 PM, estaré en una charla: «Literatura, comics y zombis», en Guadalajara, en la Casa Vallarta (Av. Vallarta 1668, colonia Americana). Hablaremos del tema, supongo que sin gemir ni comerle el cerebro a nadie, Rafael Villegas, Cecilia Eudave y yo. Inmediatamente después de que termine la charla empezará una gran película gran, de las mejores de muertos vivientes y caníbales: Fido (también conocida como Mi mascota es un zombi) de Andrew Currie.
Una escena de Fido Y además, mañana jueves 11 estaré también en el programa de radio Carpe Noctem, hablando justamente de… zombis. Este programa se transmitirá a las 11:00 PM por Radio UNAM (96.1 FM en la ciudad de México) y se puede escuchar por internet desde la dirección http://www.radiounam.unam.mx/site/wmpfm.html
(En este programa tampoco creo que nadie se coma a nadie. Y si pasa, será sólo un poquito.)
Así que si se animan me gustaría mucho poder verlos por allá en la tardecita o que nos escucharan por la noche. ¡Hasta entonces!