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  • Escritura 2017: Dos ejercicios

    Escritura 2017: Dos ejercicios

    sentidos

    Afinar los sentidos: dos ejercicios

     

    Se dice que vivimos en una era obsesionada con lo visual: lo que percibimos a través de la vista parece ser más importante que lo que escuchamos, olemos, tocamos o paladeamos. Y eso, queridos míos, es un gran desperdicio, al menos desde el punto de vista escritural. Porque nuestros sentidos pueden hacernos evocar diferentes vivencias, lo que se puede traducir en distintas aproximaciones a una historia.

    Pensando en ello, propongo estos ejercicios:

     

    Tiempo para los sentidos

    1. Necesitas un espacio tranquilo, donde puedes concentrarte un rato sin interrupciones y sin peligro de que te atropellen, asalten, coma un oso, etc. Mi sugerencia es que, al menos las primeras veces, busques un lugar más o menos tranquilo, pero no es indispensable.
    2. Ponte de pie. Cierra los ojos.
    3. Ahora… escucha. Escucha todo lo que suena a tu alrededor. Pon atención. Enlista lo que escuchas. Trata de escuchar qué hay arriba, qué hay abajo, que suena a tu derecha, a tu izquierda, atrás…
    4. Concéntrate en lo que sientes: el roce de tu ropa, del aire, el sol sobre tu piel o el viento helado. Las plantillas de los zapatos, el nacimiento de tu cabello, ¿la sangre fluyendo? Estírate y siente tus músculos. Relájalos. Pasa tus manos sobre tu piel, sobre tu ropa, sobre la pared o el piso.
    5. Ahora céntrate en los olores. ¿A qué huele a tu alrededor? Separa las hebras de diversos olores y trata de distinguirlos por separado.
    6. Pasa de esos olores a los sabores. Una opción para empezar es inhalar con la boca abierta: ¿a qué saben los olores que te llegan? Luego, paladea el propio sabor de tu boca (una versión un poco más elaborada es que tengas contigo muestras con diversos sabores).
    7. Abre los ojos, despacio. Y mira con atención lo que hay a tu alrededor. Fíjate en las formas, en los colores, las texturas. Enfoca lo que está cerca, lo que está lejos, lo que está frente a tu nariz.
    8. Ahora busca donde sentarte y anota todo lo que recuerdes de lo que acabas de percibir, junto con las sensaciones subjetivas: lo que te gustó, lo que te sorprendió, lo que te disgustó, etc.

     

     

    Los sentidos y sus recuerdos

     

    1. Elige uno de los sentidos y piensa en algo que lo estimule. De ser posible, no sólo lo evoques: si puedes exponerte al estímulo real, funciona mucho mejor (por ejemplo, si vas a entrarle al sentido del tacto pensando en qué se sentía traer un suéter de lana impuesto por la abuela, una opción es solo recordar, pero una mejor es conseguir una prenda de lana y ponértela, o al menos acariciarla un rato).
    2. A partir de eso, deja que fluyan los recuerdos.
    3. Escribe una breve narración a partir de esos recuerdos.

     

    Aquí un ejemplo que hice yo a partir del sentido del olfato:

     

    Era morra. Terminó mi primer noviazgo serio y, aunque los días y las semanas pasaban, de tanto en tanto me sorprendía el olor de mi ex, flotando a mi alrededor. Debo decir que era un olor muy grato, sí; pero no ayudaba nadita a que superara el rompimiento y, sobre todo, la ausencia. Eso de que alguien se vuelve parte de T O D O y luego T O D O tiene una especie de vacío, de silencio helado, es más pinche cuando un aroma llega de pronto a reafirmarlo.
    Pasó el tiempo, cambié algunos hábitos, y un día, años después, encontré en mi peinador una botella casi vacía del perfume que me encantaba usar a los quince. Al ponerme un poco, me envolvió aquel aroma que yo asociaba con el ex. ¡Ah, Raquelita! ¡El olor aquel no era el del ex y no te estaba acechando por embrujo o juego de tu mente!
    Sí: era MI olor, y en algún momento yo lo había asociado con él, como quien le cede lo mejor de su propia personalidad a la persona que se fue.
    Así que me compré una nueva botella y me dediqué un buen rato a recolonizar el aroma: a asociarlo con nuevas vivencias. Conmigo.
    (Se los cuento porque el último mes me dio por usar otro perfume que encontré en mi peinador, pero esta vez se trata de la penúltima botella que queda del que usaba mi mamá. Y, como bien saben los amantes de las magdalenas y los tiempos perdidos, los aromas pueden ser causa de evocaciones bien interesantes…. pero eso se los platicaré en otra ocasión).

    Si se animan a hacer sus ejercicios, cuéntenme en los comentarios cómo les fue ;)

  • Una invitación: Escritura 2017

    Una invitación: Escritura 2017

    escritura2017

    Tenía un buen rato sin publicar nada por acá, pero ya va siendo tiempo de revivir el sitio. Y me parece lindo hacerlo con esta invitación a un pequeño proyecto: Alberto, mi esposo, y yo lo hemos llamado #Escritura2017, y se trata… pues, de eso. Comprometernos a escribir durante el año hasta completar el primer borrador de un proyecto, del tipo que sea. Puede ser un libro, un texto suelto, una colección de textos breves. Como nuestra especialidad es la escritura de narrativa (cuento, novela, etcétera) nos concentraremos en ella, pero cualquier tipo de escritura se vale.

    Cualquier persona interesada puede participar. La etiqueta (hashtag) #Escritura2017 se puede usar para publicar notas sobre su trabajo, compartir sus progresos o pedir ayuda a otros. Durante todo el año, nosotros publicaremos ejercicios, sugerencias y enlaces a recursos útiles en este sitio y en el de Alberto. Además, cada mes haremos una transmisión en Periscope para conversar con quienes estén trabajando en sus proyectos. No será un taller, porque no sería posible leer en vivo el trabajo de todo el mundo, pero un espacio para intercambiar ideas y crear una red de apoyo.

    Hay proyectos semejantes, como el llamado NaNoWriMo (National Novel Writing Month, o Mes Nacional de Escritura de Novela, que es una idea de una comunidad virtual de los Estados Unidos). En este caso el objetivo no es completar una novela en un tiempo fijo sino mantener la disciplina de la escritura tanto tiempo como sea posible.

    Loinvitamos.

     

    Aquí pueden ver el video de nuestra presentación original del proyecto:

    Y aquí nuestra primera lista de sugerencias, para definir un proyecto de escritura narrativa.

     

    1. Establecer (y apartar) el tiempo con el que se va a contar. Lo importante no es la cuota sino la CONSTANCIA. Y se debe ser realista con las posibilidades que se tienen.
    2. Establecer una primera idea de la extensión del trabajo. Puede ser novela o libro de cuentos o novela corta. Y es posible cambiar de opinión, pero dependiendo de las necesidades del texto, que sólo se verán a medida que se vaya escribiendo.
    3. Establecer una primera idea de la forma del trabajo. Una novela no sólo es más larga que un cuento, por ejemplo, sino que propone su historia de otra manera, que puede ser más intrincada o más derivativa.
    4. Dividir el año de escritura en etapas y plantearse metas. Metas realizables.
    5. Empezar la “preproducción” tan pronto sea posible. Pero no dejar que esa preproducción consuma el tiempo de escritura.

     

    Hay muchos manuales de escritura que les pueden ser de utilidad, y aquí dejamos la referencia a uno que escribió Alberto y que puede descargarse gratuitamente.

    Las personas que nunca hayan escrito narrativa pueden hacer primero los ocho ejercicios fundamentales del manual, que están aquí: https://t.co/uMJDPSjcjb

  • Dammit, Janet!

    Dammit, Janet!

    El Show de Terror de Rocky empieza asì: Janet y Brad van a una fiesta y, poco después, quedan varados en un camino desierto, en una noche oscura y tormentosa. Brad y Janet se bajan para pedir ayuda en un castillo y ¡madres! empieza la locura.

    rocky locura

    Anoche, Alberto y yo tuvimos nuestra propia versión de eso: de regreso de un compromiso ineludible (yo, comenzando a enfermare de gripe; Alberto, más o menos saliendo de una bronquitis), nos quedamos varados en la carretera. No era un camino solitario, pero como si lo fuera: sólo una vez se detuvo un vehìculo para ofrecernos ayuda -y les dijimos que no, gracias, pero ahora llego a eso.

    Eran casi las ocho de la noche. El auto decidió no funcionar más y, solo por suerte o buena onda del universo o alguna cosa así, logramos llegar a la entrada de un camino de terracería en el que nos pudimos hacer a un lado para no estorbar al flujo vehicular. Ya deteniditos, abrimos el cofre y…

    –¿Le notas algo raro? –preguntó Alberto.
    –No veo una rata decapitada, lo que ya es ganancia –dije yo, recordando la última vez que habíamos abierto el cofre (*). Tampoco es que sepamos mucho de coches.

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    Nos regresamos al auto e hice lo que toda persona adulta, madura y bien ajustada hace en un caso así: le llamé a mi papá (**). Le pregunté a mi papá si era buena idea llamar al servicio de asistencia vial que pago mes con mes, me dijo que sí.
    Así que llamó Alberto al servicio en cuestión y prometieron mandar una grúa en diez minutos.

    A los diez minutos…. no, no llegó la grúa. Llamaron para avisar que la grúa tardaría entre 45 y 60 minutos más. Nos pidieron datos precisos de nuestra ubicación.
    –Estamos aquí, esquina con acá. O sea, sepa dónde. O sea, esto no aparece en nuestro mapa de google. Pero vamos de A hacia B y ya pasamos por TalLugar.
    –Con eso los encontraremos, somos súper chipocludos. ¡Esperen un poco! –nos dijo el operador (***) y colgó.

    rocky horror lluvia

    Una hora más tarde…
    Estaba muy oscuro.
    Hacía mucho frío.
    Llovía a madres.
    Si abríamos el vidrio del auto nos congelábamos, si lo cerrábamos se empañaba todo.
    Temíamos que se acabara la batería.
    Yo, que no tolero muy bien la inectividad, comencé a golpearme la frente contra el volante (****).

    –Podemos pedir un uber y te vas a la casa –sugirió Alberto.
    –¿Cómo crees? De aquí sólo nos iremos juntos.
    –Puedo ir a pie al puente peatonal que pasamos hace media hora y cruzar y caminar para ir a la gasolinera y comprarte algo…
    –¡Nooooo!
    Me daba miedo que una nave extraterrestre se lo robara, la verdad. (*****)

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    Así que tras varias llamadas y una hora más, al fin llegó el de la grúa, que nos buscaba del otro lado de la carretera porque Chipocludo NO ENTENDIÓ dónde estábamos y le dio mal los datos. En el ínter llegó el vehículo que nos ofreció ayuda (*6): una patrulla municipal. Pero como creìamos que ya merito llegaba la grúa les dijimos que todo bien y se jueron.

    Total que llegó la grúa, trepamos el auto a la grúa, nos trepamos nosotros a la cabina de la grúa (junto con el chofer y su copilota) y dos horas más tarde, o quizá tres (perdí la cuenta) llegamos a casa de mi papá. Cansados. Hambrientos. Adoloridos. Ateridos.
    Pero en realidad no nos fue tan mal. Si lo piensan, ni siquiera es una historia emocionante. A lo mejor habría sido distinta si nos hubiéramos ido a buscar un castillo desde dónde llamar a la grúa, pero nuestros celulares tenían batería y señal. Ni modos. Así es como la tecnología arruina una buena historia de terror, pero no me quejo (*7)

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    * Esto es una exageración para darle sabor a la narración. Favor de no venir a decirme que la culpa es mía por no abrir nunca el cofre, osh.

    ** Esto quizá no sea una exageración, en el sentido de que quizá efectivamente lo hice. Pero sé que no toda la gente recurre a mi papá cuando tiene un problema con el auto, no hace falta que me lo aclaren, osh osh.

    *** Quizá no usó esas palabras, pero sí dijo que con esos datosa nos encontrarían. Osh osh osh.

    **** De nuevo exagero un ppquito. Ningún volante resultó lastimado. Oshx4

    ***** Una nave, un narco, un policía, un tráiler. Hay muchos peligros en la carretera. Y no quería que se expusiera al frío, así enfermito. Y no me quería quedar solita. Cinco oshes.

    *6 La ayuda nos la ofrecieron los tripulantes del vehìculo, por supuesto. ¡No sean puristas, muchachos! Muchos oshes.

    *7. Aunque sí me hubiera gustado bailar el baile del sapo, osh al infinito.

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  • Señoras que…

    Señoras que…

    1. Desde hace algunos años existe la moda en las redes sociales. Se trata de ridiculizar o denunciar alguna actitud que cae gorda. Pero el modo de hacerlo es comenzar diciendo «señoras que hacen tal» o «señores que hacen cual». «Señora» o «señor» ahí no es respeto, es insulto.

    2. Aparecen de tanto en tanto fotos de «antes» y «después» de actrices, cantantas y hasta políticas. Que si eran bellísimas y ahora son monstruosas por las operaciones y el botox. «Se arruinaron la jeta», dice alguien en un comentario bajo una de las fotos. «¿Por qué no pueden envejecer con dignidad?».

    3. Pero también vemos de tanto en tanto fotos de actrices, cantantas y hasta políticas que se dejan las arrugas en su sitio. O las canas. O las arrugas y las canas. Y no falta el que dice «tan guapa que era antes, ¿qué le pasó?».

    3.1 ¿Qué le pasó? Que envejeció. Como todos. Que hasta el que se lava la cara con evian y duerme en un refri, tarde que temprano pierde la batalla contra la entropía y, sorry, envejece.

    3.1.1 O quizá no debería decir «el que se lava»: un hombre con arrugas está bien, un hombre con canas es sexy, un hombre «mayorcito» puede seguir siendo galán. Una mujer de la misma edad, no. Por ejemplo, las telenovelas: la que primero era pareja del galán, luego es la mamá y luego la nana. En menos de veinte años. Y en ese mismo tiempo, él tiene chance de seguir siendo «el galán».

    3.1.2 Aunque tarde o temprano también ellos sucumben. Dejan de ser galanes para ser señores que.

    2.1 ¿Por qué no pueden envejecer con dignidad? A lo mejor porque necesitan trabajo. O porque durante toda la vida las bombardearon con que la única fuente de valor que tenían era su apariencia física. O porque sin la piel lisita y las curvas pronunciadas no saben quiénes son. Quizá enfrentan tanta presión que ni siquiera creen tener otra opción. A lo mejor les prometieron otra cosa y, ya hecho el daño, ni modo de dejar el botox y el silicón en casa. O no salir.

    2.1.1 Hay quienes preferirían que no salieran. Que la gente mayor se tarda en cruzar las calles, maneja despacio, «afea el paisaje». «Vi a unos viejitos besándose, guácala», escuché decir a una mujer de unos treinta. ¿Neto no se da cuenta de que está más cerca de los 60 que de volver a los veinte? Ojalá entonces siga amando y besando.

    1.1 «Señoras que se quejan porque no entienden. Equis, somos chavos», dice una mujer de más de veinticinco. Ya no es chava, lo siento. Ya no es una morra. Es una mujer y, nada más por cómo funciona nuestro universo, está más cerca de los 60, 70, 80, que de volver a los 20, insisto. Porque el tiempo no va en la otra dirección.

    1.1.1 O pensarán que cuando les toque encontrarse la primera cana o la primera arruga, la ciencia ya habrá avanzado lo suficiente como para revertir esas señales del envejecimiento «con buen gusto y dignidad». «Y a un precio accesible para todos», pienso.

    3.2 ¿Por qué decimos «perder la batalla» o «sucumbir» cuando hablamos de envejecer? ¿Por qué decimos «dio el viejazo»? ¿Por qué le tenemos tanto miedo al tiempo, que tratamos de ser adolescentes hasta los cuarenta, hasta los cincuenta, hasta los mil?

    3.2.1 Claro que me da miedo a veces. Veo mis fotos de hace veinte años y sé que no estoy como entonces. Y sé, nomás por ver las fotos de mis tías y mi abuela, que me arrugaré, la piel se me llenará de manchas, que tendré que poner atención para no engordar mórbidamente o para que no se me disuelvan los huesos de las piernas cuando llegue la osteoporosis. Que si no me cuido los dientes, se irán como las flores de verano; que el cabello se irá haciendo ralo y que no falta tanto para que necesite los anteojos de tiempo completo.

    3.2.2 Pienso que uso tinte en el cabello porque me gusta el cabello de colores, y que uso botas altas porque me gustan las botas altas. Pienso que no tendría que renunciar a eso cuando «dé el viejazo», pero no sé.

    1.1.2 Me pregunto si me metería botox o me restiraría la piel si, cuando me sienta arrugada y cansada, el precio es accesible.

    2.1.2 Me gustaría pensar que llegaré a los sesenta, setenta, ochenta, con suficiente calcio en los huesos como para caminar por la calle, aunque sea despacio, y besar al hombre que amo, aunque las treintañeras piensen que guácala.

    2.1.3 Sin que mi identidad dependa del hombre que amo.

    4 Sobre todo, me gustaría pensar que la educación está cambiando y que seremos las últimas generaciones en sufrir estos miedos y estas presiones.

    4.1 No porque el botox y el silicón sean accesibles para cualquier presupuesto, sino porque educaremos a las nuevas generaciones a pensar que la vejez es un premio para quien vivió bien.

    4.2 Que, como sociedad, pensaremos que «vivir bien» no tiene que ver con la apariencia física.

    1.2 Quizá lo primero que tendríamos que hacer es asumir la edad que tenemos. No como una condena, sino como una realidad.

    1.2.1 Y que evitemos usar las palabras relacionadas con la edad como insultos.

    5 Señoras cuarentonas que se pintan el pelo y usan botas altas y quieren seguir besando al hombre que aman hasta los noventa aunque a las adolescentes de treinta les dé asco.

    5.1 Señoras que piensan que debe ser posible estar a gusto con su autoimagen sin ser esclavas de su autoimagen.

    5.2 Señoras que quieren ser como las vuvalini cuando sean (más) grandes.

    vuvalini

  • Banffiversario: 18 de noviembre de 2014

    Banffiversario: 18 de noviembre de 2014

    Uy, día de berrinche. Lo bueno es que luego se me pasó:

    18 nov 2014

    Estoy molesta. Me quedan apenas cuatro días acá y hoy me tienen como mensa, esperando. No es justo. Quedamos de vernos a las 12 con mi papá, Mary y Fa. Llegué puntualísima al punto de reunión… y apenas vienen. Me pasé 15 minutos afuera de Front Desk helandome de a gratis.
    Y luego, vengo a la biblio, donde quedamos con Alberto (supuestamente tan pronto como recogiera a los otros en Front Desk) ¡y no está! Fue al baño.
    uff.

    11.43 pm
    Ok, el día mejoró. Fa se disculpó por la tardanza y eso ayudó. Antes, en la mañana, Alberto y yo tomamos el desayuno en el estudio (sandwich de jampon y queso, yogurt, zanahorias y chocolate caliente) y alguito trabajamos. Luego fuimos al lunch (stir fry de tofu, sopa de zanahoria, colibrócoli, chícharos, zanahorias, cheesecake y flan de custard con plátano).
    Con la fam fuimos a Fenland Loop y a los Vermillion. Mi pappa se bajpo a caminar en el hielo y seguimos su mal ejemplo :)
    Fuimos al thriftstore y luego a comer a Grizzly House: steak (de tira), fondue, sopa de tortellini con pollo, chea, vino. De ahí, a rolar en el auto. Fuimos a donde las góndolas y a Base and Cabin (¡Cave and Basin!) De regreso, topamos un elksote! Luego, en el hotel de ellos, tomamos chelas y comimos papas.
    De ahí fa nos trajo al Centro Banff.
    Estoy tratando se ser más paciente, tolerante y flexible…

    banff dia 43