Ni que fuera para tanto (dijo a la viuda el doctor)

Pues recién me enteré de que algunos ya me dan por muerta; que otros han comenzado a poner mi foto en los cartones de leche (de lo cual tendremos que hablar con calma en un momento) y que algunos más ya ni siquiera se acuerdan de mí. También hay uno que otro caso sicótico de gente que no se acuerda de mí, pero pone mi foto en cartones de leche; o de los que se toman la leche de una muerta mientras tratan de olvidarme.
En fin, la verdad es que no creo ser tan importante como para ofenderme de que me asesinen virtualmente o me borren del recuerdo; pero tampoco es para tanto: tiene apenas unos días más de un mes que publiqué por última vez. Cierto, fue poco personal y más bien político, pero…
En fin, en fin: no importa.
Me gustaría contar ahora todo lo que he hecho en los últimos días/meses/años, pero estoy en el trabajo (oh, yeah, trabajito de oficina, de 9 a 6; buen sueldo, cero prestaciones, bienvenida al México tecnocrático: tiene sus cosas monas cuando uno está del lado correcto del garrote… siempre que se haga el ejercicio mental de no pensar en las injusticias sociales, allá vamos otra vez, cambiemos de tema antes de que otros diez amigos nos retiren el saludo). Decía, estoy en el trabajo y no puedo ponerme a hacer crónicas personalistas (ni personatontas); además de que, fuera de la chamba, la nueva adicción al runescape (gracias a Diego, el hijo de Erika Mergruen) y mi aparición en la antología «Antes de que las letras se conviertan en arañas» (el responsable del librín es Edgar Avilés), poco o nada ha ocurrido de novedoso o portentoso. A menos que queramos considerar ‘portentoso’ el hecho de que mi gato aprendió a cantar ‘Las Mañanitas’, pero, sinceramente, no tiene una voz fuera de este mundo.

¿Tons? Nada, pues que no me he muerto. Por cierto, dije que tenía que comentar algo sobre los que ponen mi foto en los cartones de leche. Son unos amiguines con buenas intenciones, pero muy inocentes: lo que hacen es
a) van a la tienda
b) compran la leche de su preferencia (en cartón)
c) le pegan con pritt o diurex una foto mía a cada cartón
d) se preguntan, intrigadísimos, cómo es que funciona para que yo aparezca el que diario vean mi cara en su desayuno.

PD. Pronto, una nueva imagen. ¿Qué le hace falta a este blog? ¿Qué habría que incluir en una reforma? Se aceptan comentarios y sugerencias.


Comentarios

Una respuesta a «Ni que fuera para tanto (dijo a la viuda el doctor)»

  1. ¡¡¡un dos tres por mí y por todos mis compañeros…!!! ejem, quería decir que ya la encontré :p

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