Categoría: Varia invención

Todo lo que no cae en otras categorías. O bien: pura loquera.

  • Días extraños

    Tengo la teoría de que las Parcas, esas lindas viejitas que tejen los destinos de hombres y mujeres, son guasonas o están locas. No porque en algunas ocasiones me parece escuchar sus risitas (más bien carcajadas descontroladas), sino porque a veces se pasan de lanza.

    ¿No te ha pasado que, el día que tienes una cita importante, te aparece un barro en la frente, se te descompone el auto, o te rapta un ovni? A mí también. Las tres cosas. En un mismo día (era una cita très importante!).

    Bueno, pues eso no es nada. He estado haciendo averiguaciones a lo largo, ancho y … y… y la otra dimensión cuyo nombre ahora se me escapa. Y me he topado con maravillosos y/o espeluznantes testimonios.

    Por ejemplo:

    • Jorge Enrique Romero, habitante de la colonia Uruchástegui, tenía una cita a ciegas con una famosa modelo. Ese día, despertó sin sus ojos. Como no veía, no puede asegurar que sus ojos hayan desaparecido de su cara, pero está casi seguro. La cita fue realmente a ciegas, por lo que no se dio cuenta de que en vez de la modelo, su acompañante fue el capitán del equipo de Hockey local. Al día siguiente, tenía de nuevo sus ojos, debajo de un absurdo antifaz negro. Que usa todas las noches para dormir.
    • Eki Eki Eki Zipong, caballero de la orden de Ni, narra en su libro de aventuras ‘Las aventuras de los caballeros de Ni, por Eki Eki Eki Zipong, caballero de la orden de Ni’, que en el día que los historiadores iban a reseñar para la posteridad la Alta Edad Media, ésta amaneció midiendo 15 centímetros menos, por lo que tuvo que ser llamada la Baja Alta Edad Media. La confusión acerca de si era Alta Baja o Baja Alta hizo que los Historiadores se saltaran directamente al renacimiento.
    • P-345, habitante del planeta P-432, iba a dar una fiesta en su patio para celebrar el aniversario de la Conquista del P-654. Cuando salió a colgar los globos, encontró que ya no tenía patio. Ni planeta. Y que los habitantes de P-789 habían liberado a P-654 con ayuda de la gente rebelde de P-123.Y así podríamos seguir por horas, pero tengo un par de compromisos importantes y tengo que ir a ver qué me falta… o qué me sobra.
  • De Bradbury

    «(…)si uno escribe sin garra, sin entusiasmo, sin amor, sin divertirse, únicamente es escritor a medias. Significa que tiene un ojo tan ocupado en el mercado comercial, o una oreja tan puesta en los círculos de vanguardia, que no está siendo uno mismo.. Ni siquiera se conoce.

    Pues el primer deber de un escritor es la efusión: ser una criatura de fiebres y arrebatos. Sin ese vigor, lo mismo daría que cosechase melocotones o cavara zanjas; D’s sabe que viviría más sano».

    Ahora entiendo mi problema: estoy bien de fiebres y arrebatos, no me falta el entusiasmo (la garra la oculto porque espanta a la gente en el metro -nunca han visto a un semi-demi-lobo?); me divierto. Pero no escribo. ¿Seré escritor a medias? ¿Seré media de escritor? De ser así, se explica por qué a veces despierto oliendo a patas.

    Voyme a trabajar

  • Un corazón roto en casa

    La situación era tensa: Deíctico enamorado de la Pingüirena; mi gata, Cuca, enamorada de Deíctico; mi gato, Beakman, en incestuosa admiración de Cuca; mi vecino, el Doctor, espiando a Beakman cuando se bañaba (esto es: cuando se bañaba Beakman, no el doctor). Y me imagino que la cadena podría seguir interminable: la esposa del doc, el lechero, la vaca, etcétera.

    Pero a fin de cuentas, con todos sus desamores, era una cadena equilibrada. ¿Podía romperse el equilibrio en cualquier momento? Sí, y las posibilidades eran muchas. La más fuerte, que Deíctico consiguiera trabajo en Islandia o en la Antártida (creo que recibió una oferta de la Atlántida, pero no le entusiasmó demasiado) y se fuera con todo y pingüina-cola-de-pescado a establecerse en un nuevo hogar.

    Esto implicaría que la Cuca tendría que buscar otro amor, que si fuera distinto a su carnalito el Beakman, se restituiría el equilibrio.

    Pero pasó algo muy distinto:

    Hoy desperté por el ruido, el caos, los gritos y el llanto. La pingüirena se fue con mi vecino el doctor. No sabemos a dónde, y le digo a D. que ni caso tiene averiguarlo. Ni modo de seguirlos a Bahía, o a Sri Lanka, o a Xochimilco. Imposible.

    En todo caso, era un amor difícil. Y estoy segura que Deíctico lo sabía. Pero es tan triste verlo llorar…. snif.

    Para distraerlo, puse su video favorito, un documental sobre los Pingüinos Mutantes que encontraron en una isla del Pacífico. Sonrió y fue por el teléfono, lo escuché pedir presupuestos de viajes con hotel y desayuno a la Isla de Pascua.

    No sé qué estará tramando, pero seguro que me enteraré. Y pronto.

  • Me confieso deshonesta

    Ayer llegué a casa de Alberto antes de que terminara su taller. Cuando vi a Edgar, me sorprendí muchísimo. En parte, porque lo vi un poco más viejo, como si hubiera cumplido años en la semana; pero sobre todo, porque parecía… ¡una col de Bruselas! ¡De veras! Casi puedo jurar que se convirtió en uno de esos vegetales, tan detallado el tamaño, el peso y hasta el número de hojas. Pero… soy deshonesta :(

    No se lo dije, ni siquiera hice un comentario velado. Mientras platicábamos, yo pensaba: Estoy platicando con una col de Bruselas. Estoy platicando con una col de Bruselas. estoy… Y en cambio, le dije que se le veía bien el nuevo cuento (el del ornitorrinco Chayanne) y que el de La Ley hacía juego con el color de sus ojos.

    Cuando llegué a casa y vi su blog, leí con horror que él sabía lo de la col -que es una vieja maldición familiar, o un vaticinio de su abuela, conocida en el mundo de los Óraculos como la reencarnación del de Delfos-; pero creía haberse librado de su colesco destino.

    En otras palabras: él cree que no se convirtió en col; yo sé que sí; pero no me atreví a decírselo. En suma: soy deshonesta.

    *Nota importantísima: es indispensable leer el blog de Edgar, del día 23 de mayo. Caso contrario, pensarán que la loca soy yo (y no: es él, claro) :P

  • Título por definir

    Las lechugas vampíricas

    o tal vez

    La pingüirena vampira

    o quizá

    Un misterio insoluble

    Entre que Blogger anda de bajo impacto y el próximo jueves tengo examen de francés (je ne parle pas françois), me he sentido ya menos apuchurrosa, pero todavía sin ganas. No es cansancio exactamente, pero tengo una hueva de todo…! Veo la compu y me duele la espalda. Veo la tele y se me revuelve el estómago. Veo los pendientes trabajacionales y me dan ganas de dormir. Veo la cama y me dan ganas de bailar chachacha con una jirafa transexual.

    En resumen, que ahora tengo más en común con la Reina Isabel (estoy de adorno) que con mi gato (que, curiosamente, también está de adorno, pero tiene la cara peluda. Aunque creo que la Reina Isabel también. Qué diablos).

    Y claro, en los pocos ratos de lucidez me pregunto si no habré sido infectada por el virus de las Lechugas Zombimutantes venidas del inframundo escolar. Luego, me pareció recordar entre brumas que, mientras yo me marchito, los alucnos parecen cobrar vida y movimiento, y entonces llegué a la conclusión de que son wampiritos. Es claramente visible: vampiros mentales. Toman el aspecto de inocentes lechugas y cuando uno se descuida… ¡zzzzzup! le roban la voluntad. Ahora entiendo qué pasó con su anterior maestro. ¡ASESINOS! AAAAAAH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Aunque… tal vez no es así la cosa. Tal vez la Pingüirena tiene un canto sedante que no le hace nada a los pingüinos (Deíctico anda tan activo como siempre, organizando a los gatos de la colonia como acólitos de su nueva religión) ni a los gatos (mis gatos siempre han sido plastas). Y mientras, mis ondas alfa están al borde del coma. O del punto y coma. Es algo muy extraño.

    Hay una tercera posibilidad: que entre el calor y la chamba esté mujarta (como decían en mi tierra) y si a eso le sumamos la carestía y los conflictos políticos (por el puro placer de agregar algo; lo mismo podríamos añadirle una taza de azúcar y batir a punto de nieve), pus el resultado es una Yo a punto de turrón.

    Cabe una cuarta posibilidad: hay una conspiración en mi contra y me están poniendo pequeñas dosis de arsénico en la comida. Mis generales tendrán que rendirse. El pueblo llorará mi decadencia. Moriré en Santa Elena. Pero la historia me absorberá :P