Autor: Raquel

  • El número que usted marcó…

    5-26-33-26. Me lo aprendí desde pequeñita, junto con la dirección (Perú 136, interior 4) y mi nombre completo (nombre artístico, en aquella época), «Caquel Cato Miau», que era más fácil de pronunciar y más interesante que Raquel Castro Maldonado. Mi mamá insitía en que debía saberme esos datos por si me perdía (eran tiempos más…

  • Jijas chamacas maldosas

    –¡Jijas chamacas maldosas! ¡Sáquense a su salón!Quizá no fueron exactamente esas las palabras, pero seguro fue algo por el estilo lo que nos dijo doña Mari cuando nos vio jugando guerritas de yeso. Por supuesto, Carmen y yo brincamos del susto, pero cuando vimos quién era, enfurecimos:–¿Y a ésta qué le importa?–me dijo Carmen al…

  • Comezón en el pie

    Desde que era muy niña, mis nervios tienden a jugarme malas pasadas. Una de las peores es, precisamente, la comezón en la planta del pie. Pero mis nervios no son amateur: eligen muy bien el momento de la comezón. Por ejemplo, puedo sentir incontrolable necesidad de rascarme la planta del pie cuando traigo medias y…

  • Ecos congelados

    Vivimos con los ruidos extraños toda la infancia. Mi mamá decía que eran ecos congelados: sonidos que se guardaban en las paredes, luego de tantas y tantas repeticiones, y que cuando las condiciones climáticas eran adecuadas, se reproducían. Y si no había encima otros ruidos cotidianos, incluso se escuchaban. La casa era muy vieja y…

  • Columpios

    El chirrido de los columpios. Constante, rítmico, casi musical. Los juegos infantiles de la unidad en la que vivimos están casi enfrente de nuestra ventana, así que nos enteramos de cada risa y cada pleito y cada descalabrada. Sólo por el sonido: desde la ventana apenas vemos los árboles que estan junto a la resbaladilla,…