Anoche no dormí…

Tenía años (literalmente) de no pasar un rato con Bárbara y Guillermo, mis mejores amigos en la época universitaria. Pero algo tienen de raro los inicios de año, y lo que en principio iba a ser ‘un rato platicando con Memo’ se convirtió en horas y horas en el Café Bizarro. Estuve a gusto la mayor parte del tiempo. Platicamos amable, civilizadamente, aunque es obvio que ya no hay muchas historias en común. Hubo quien evitó conscientemente los recuerdos de ‘los viejos tiempos’, y creo que estuvo bien: el romanticismo, la nostalgia, no pueden hacernos creer -ni siquiera por un momento- que todo sigue igual, que el tiempo pasa pero no cambia nada, etcétera.

De todos modos, estuve a gusto. De ahí fuimos a casa de Barbi. Es un lugar bonito, espacioso, bien ubicado. Espero que le vaya muy bien, que se adapte y lo disfrute, y tal. No me quedé mucho rato porque ya era tarde, hoy me tocaba levantarme temprano, esas cosas. Tomé un taxi, llegué aquí a eso de la medianoche, revisé mail, estuve baboseando en la red un rato. Total, que me dormí pasadas las tres de la mañana.

Y me desperté a las seis, ya sin sueño, lista para el nuevo día, wow.

Todavía no entiendo cómo logro hacer eso.

Ahora me despido. Tiempo de salir, ir al centro, acompañar a mi papá a la SEP, trabajar… (Nota mental: hoy debo dormirme tempras)


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