Se va… se va… se fueeeeee
Sí, claro… se acaba el año y muchos hacen fiesta. Hay quienes, sin pudor ni recato, se alegran públicamente de que ‘ya se va’. Caray… ¿y si ofendemos al pobrecito 2003? Digo, él no pidió venir a que lo llenáramos de guerra, hambre, carestía y políticos estúpidos, ¿verdad? Igual y el año que se acaba está tan harto de nosotros como muchos de nosotros de él, y probablemente con más razón: imagínense, llegar a una fiesta con su mejor traje, para que los otros asistentes les embarren todo tipo de inmundicia… y luego, incluso antes de que acabe el evento, empiecen a murmurar (o a gritar, según el caso): «que ya se vaya ese mugroso».
Pobre año. ¿A dónde se van los años que se acaban? Me gustaría pensar que hay una especie de Casa de Retiro, donde pueden descansar un rato, reponer fuerzas, jugar tenis, aprender idiomas, ver álbumes y películas y hasta tener una habitación con circuito cerrado desde la que puedan criticar al Año en Turno.
Ya me imagino a 1939 mirando con desdén al 1998: «¿A eso llamas crisis? Crisis la que hubo en mi tiempo…». O al 2000, todo cantarín, sintiéndose importante por haber sido tan festejado… y a su lado, 2001, el verdadero iniciador de un milenio, haciendo bilis…
Pero también me da por imaginar que no: que no hay año nuevo. Que el 2004 es el mismo que 2001 y 2000 y 1988 y 1939 y todos los demás. Que se trata de un sólo año, no sé si esquizofrénico o sádico, que cada determinado tiempo se cambia de disfraz para venir a hacer las mismas bromas… Y nosotros tenemos que reírnos o fingir sorpresa, seguirle el juego, auqnue en el fondo sabemos que no va a pasar nada que no haya ocurrido antes.
Hay una tercera opción: la gente que muere reencarna en animales, plantas, piedras… pero también en días, minutos y años. Y por eso hay años buenos y años malos. Es cuestión de karma.
Cuando yo me muera quiero reencarnar en gato o en año bisiesto más allá del neoliberalismo, o antes de la revolución industrial.
Y en todo caso: ¡Feliz fin de 2003! (Ya desearemos cosas lindas del 2004 cuando llegue. ¿Qué tal que se va de huelga y nos quedamos en el limbo del calendario, ése que los aztecas conocían tan bien?
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