Carretera, neblina y muertos (y sube y baja)

La gripa terminó por dar, y dio con ganas. He estado, muy adecuadamente para las fechas, convertida en un zombie de mirada vidriosa (gripa más antrigripal igual a eso). Así que el viaje a la sierra poblana significó para mí mucha comida, mucho sueño afiebrado, mucha neblina que se mete por la ventana, muchas historias que no pude seguir con claridad, porque me quedaba dormida a la mitad de una y despertaba a la mitad de otra. Historias remix.

Ahorita sigo toda aturdida. Me pasan mil cosas por la cabeza, pero no logro concentrarme en ninguna. Quisiera contar un par de historias de aparecidos y difuntos, quejarme de un par de injusticias, alegrarme por un par de cosas, etcétera, etcétera, etcétera.

Espero amanecer con más claridad en la cabeza (muero de sueño, otra vez, y eso que apenas son las 9).


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