Autor: Raquel

  • Aún intimista: un mal recuerdo

    Tenía, hace algunos ayeres, una amiga a la que quería muchísimo. La gente nos pensaba siamesas: a ningún lado iba la una sin la otra. Yo creía conocerla completamente y, en justa retribución, me dejé conocer con mis paranoias y neurosis. Ella era la única persona en ese medio hostil que conocía cada una de mis debilidades.

    Creo que la amistad es una forma de amor. Porque yo estaba como enamorada: mi amiga no tenía defectos, mi amiga era lo único que me hacía falta para emprender grandes proyectos, mi amiga era Ley.

    No sé qué pasó exactamente, pero me di cuenta de que, por supuesto, las cosas no son como uno piensa. Mi amiga no me había contado todo. Y no me refiero a las cosas emocionantes y tontas (su amor imposible, su travesura límite). Yo no sabía qué la hacía enojar, qué la hacía llorar, qué esperaba realmente de la vida.

    Me decía una cosa, pero en sus acciones mostraba otra. Se enojaba por situaciones que a mí me parecían incomprensibles, se indignaba de que no me enojaran las mismas cosas.

    Pero -y eso era lo más desesperante- se callaba. Aún cuando fuera obvio que estaba más enojada que nunca, decía que no era cierto y se negaba a hablar del tema.

    Incompatibilidad de carácteres. Yo, bien en la vena de ‘hay que hablar de lo que nos molesta’. Ella, hermética, en la onda de ‘nada me molesta y no sé de qué hablas y déjame en paz’.

    Hubo intentos de reconciliación, pero la cosa se fue poniendo peor. Ojeta que es una, si no me decía que algo le molestaba, yo lo hacía más y más y más en un intento (idiota o sádico, no sé) de forzarla a hablar.

    Luego, simplemente nos divorciamos. Así, sin más. A la fecha ignoro la mayor parte de las preguntas de ayer (con respecto a ella), pero tampoco es que tenga muchas ganas de saberlo. No con ella. Creo que las intuyo, pero con ella todo en la vida era así: intuición, adivinar, tantear para no llegar al límite impuesto en secreto (por ella, claro). Pero los errores de los 13 años (por decir algo) no se deben re-cometer a los 27, creo.

    Por eso me entristece un poco cuando una amistad se basa en las listas de discos y libros (esos sí, me sabía el inventario de mi amiga tan bien como el mío).

    En fin. Hasta donde sé, ella está en un mundo tan distinto al mío que bien podría estar en otro universo. Me gustaría recordarla con cariño, pero al pensar en ella visualizo una especie de cáscara vacía. No supe que había adentro, así que no sé qué es lo que podría recordar, como decía, con cariño.

    ¿Será que no supe entenderla? (empieza la paranoia, me voy a desayunar).

  • Intimista

    De la gente a la que quiero me gustaría saber

    a) cuál es su momento más entrañable

    b) cuál ha sido su dolor más profundo

    c) cómo reacciona cuando se enoja

    d) qué la hace enojar

    e) que es lo que jamás me perdonaría

    f) qué es lo que más le gusta de sí misma

    g) cuál es su recuerdo más antiguo

    h) cuál es su miedo más profundo

    i) qué le gustaría que le regalara en su cumple

    j) qué le gustaría que le regalara en un día distinto a su cumple

    k) qué es lo más temerario que ha hecho

    l) que es lo que jamás se atrevería a hacer

    m) cuál es su juego favorito en six flags

    n) cuál es su comida favorita

    o) cuál es su muletilla más arraigada

    p) en qué piensa cuando ve el mar

    q) qué animal le gusta mucho mucho mucho

    r) si lloró cuando murió Anthony

    s) su poema favorito (el que se sabe de memoria y le hace suspirar)

    t) su pasatiempo más querido

    u) su pesadilla recurrente

    v) su canción más significativa

    w) su excentricidad más secreta, embarazosa, divertida

    x) su letra favorita del alfabeto

    y) el nombre que le hubiera gustado tener

    z) el apodo por el que jamás debo llamarle

    Si pudiera saber todo esto de cada una de las personas a las que estimo, me daría por bien servida.

  • Post data

    Eso sí: para cotorrear con Mergruen tengo tiempo, porque es mi amiguita querida y para las amigas se debe tener tiempo. Cuando no hay tiempo para la gente apreciada, mejor es darse un tiro en la cabeza, porque quiere decir que la vida nos está viviendo, y no nosotros a ella.

    Radical que soy a veces.

  • Días después

    El día que prometí llegar a escribir sobre Exigentina… no lo hice (ya sé, ya lo notaron). Se debió a que, al llegar a casa me encontré con que no había luz (mi papá, amablemente, puso una vela junto a mi compu, pero no es lo mismo. ach, ya sé de dónde saqué este humor tan raro). Y ¿qué hacer cuando se va la luz? Dormir, no hay de otra.

    …..

    No. No dormí desde entonces hasta hoy. Pero ya saben, las múltiples actividades, los atentados poéticos, la vida misma…

    Je. No tengo vergüenza.

    …..

    Estuvo chido jugar al poeta-terrorista. Dan nervios. Dejé un libro aquí, otro allá, otro por más allá… uno especialmente querido se quedó con la maestra MergruenAlberto tiene una linda historia con respecto al atentado. Pero mejor será que la cuente él mismo y no yo.

    …..

    Cuento nuevo, pero sin final. Lo mismo que el de Exigentina. ¿Será mi destino?

    …..

    Sé que no. Pero necesito tiempo. Mi reino a quien me de una beca para dedicarme a escribir la historia de Exigentina. En estos días, me ha tocado hacer guiones de (chequen cuánta cosa alegre):

    • cáncer de mama
    • cáncer cervicouterino
    • robo de niños
    • esclerosis múltiple
    • enfermedad de Huntington
    • enfermedades de los recién nacidos
    • infidelidad
    • lucha de poder y desconfianza en la pareja
    • sexualidad creativa (nice, pero delicado de escribir)

      ¿Se vale?

  • Ayer y los calendarios

    Pues señores: vencido el miedo a las reuniones de high society, me apresté a disfrazarme para el evento de ayer: maquillaje, peinado, vestido negro y largo de ciertopelo, bolsita chirriminúscula en la que no cabe nada (pero yo, digna discípula de Mary Poppins, logré meterle unos dulces, unas obleas para el aliento, un polvo compacto, mi licencia de manejar, mi credencial de canal once, un brillito labial sabor frambuesa y las llaves del coche), abrigo largo, también negro (para parecer viuda de la guerra), zapatísimos de tacón kilométrico, aretes, collar, pulsera…

    Sí, damas y caballeros: eso es un disfraz. Se ve nice oh so nicey, sipi, pero no deja de ser tan extraño a mí como un hábito de monja (que me muero de ganas de ponerme, con medias de red y los zapatísimos de ayer, muahahaha).

    En fin. Ya disfrazada llegué al canal once de donde salió nuestro transporte. Yo seguía sin saber exactamente a dónde íbamos. Los retazos de pláticas que escuchaba no me ilustraban para nada…

    Finalmente llegamos a un teatro de Fela Fábregas. Y ahí vi que era la ‘Entrega del Calendario Azteca de Oro’. Torpe de mí, pensé que íbamos a posar para un calendario, con tan sólo una botella de tequila en la mano… Pero no :(

    Una vez más se aplaza mi debut en el mundo del soft porn :D

    Asegún parece, el premio de la ARMPIT, el Calendario Azteca de Oro, tiene 49 años de edad y se le da a gente cool, como mi jefa. Oh, yeah.

    Lo más chido no fue que cantara Manoella Torres (¡dios! fue taaaan extraño) o Gualberto Castro (raro asunto), sino que –ya en serio– mi jefa agradeció su premio entre más aplausos que el resto de la gente, y dijo que le agradecía a su equipo (ése, del que yo formo parte) porque sin nosotros no sería posible hacer tan buen trabajo…

    Qué quieren: me sentí orgullosa de trabajar en Diágolos. Me pasa de vez en cuando, pero nunca lo había sentido tan contundente.

    Y bueno, no tuve que bailar ni hablar, hice un par de ositos, pero tan peques que casi nadie se dio cuenta, me la pasé cool, no me caí con los zapatísimos, no perdí la chiquitirribolsa…

    Gracias por las porras y los consejos.

    Y ahora sí: en la tarde -si nada se atraviesa- volverá Exigentina :D