Autor: Raquel

  • Hambre, sueño y lluvia

    Desperté por el diluvio que caía en mi tierra. Me volví a dormir y entresoñé que escribía aquí acerca de un cuento que no he terminado. No era el de Exigentina, q.e.p.d.t. (que en paz descansa temporalmente). Pero se me ocurrían, en el entresueño, ideas muy buenas para resolver la historia. Qué ingenuidad, claro: al despertar del todo, la historia se había ido, y no dejó ni una notita de despedida. Así de ingratas son.

    Ni modo. De todos modos, habrá que terminar primero con la pobre E., darle forma a su historia, todo eso, y me parece que tardaré doscientos millones de años. Y hay otra historia, que Alberto acaba de revisar, y dice que le gustó, y que de todos modos va a pasar a la fase de correcciones. Así que no es como si no tuviera nada que hacer. Creo.

    Ah, porque además está la chamba, cruel, larga, continua.

    Hoy me dieron la foto que nos tomaron el día del premio Azteca de Oro. Al ratoide la escaneo. Hmm…

    Tengo alguna enfermedad, en cuanto me pongo a la compu, se me olvidan las ideas de lo que iba a escribir. Recontra.

  • PD2

    PD 2. Mi texto anterior suena a trabalenguas: «…y el que lo desfelicite, buen desfelicitador será». Ni modo.

    Ora sí, Leslu.

  • PD

    PD. Es cumpleaños de Ricardo Bernal. Iba con Alberto en el coche, él habló a Ricardo pa felicitarlo… le pedí que lo felicitara de mi parte. Ricardo lo interrumpió a media felicitancia de mi parte para hablar de otra cosa. Me sentí. Como diría mi abuela, más me merezco por mandar felicitaciones. Snif.

    De todos modos, espero que tenga un buen cumpleaños, con felicitaciones de la gente que sí le interesa (entre las que, por lo visto, no estoy).

    En fin. Basta de dramas infructuosos. Hora de ponerme bella para ir a ver a Leslu

  • Harto que decir, y sólo 10 minutos

    1. Desayuno con la profesora Mergruen. Mega. Se platica super a gusto, da gusto, siempre quedan ganas de que se repita :)

    2. Kevin Warwick es la neta. Yo sí me andaba dejando poner un chip como el suyo. Ah, creo que soy ciberpunk de clóset (nada que ver con don Gerardo Sifuentes, eh?). De acuerdo, puede ser historia de horror, pero… también puede ser mega. Qué Tron ni qué nada. Yo quiero un chip en mi antebrazo.

    3. Si no se puede un chip, me conformo con ponerme en manos de Steve Haworth y que me ponga un implante 3D. Quiero una espiral abajito de la clavícula izquierda. De veritas que ha sido mi sueño desde hace como cuatro años. Ojo: ni una expansión ni un piercing, ni una abrasión (bueno… hay unas que se ven cute). Tiene que ser un implante 3D o transdérmico, o un tattoo. Y no quiero cuernos. Ah, ya me puse toda emocionada. M gustan los implantes. Quiero implantes. Weeeeee!

    4. Bievenido Oscar Luviano al mundo bloguístico.

    5. Es hora de irme. Lástima. Faltaron hartas cosas de escribir (por ejemplo, que Libia me retó a contestar mi propio cuestionario y me está costando huevo y medio, jeje).

    6. Para terminar: Bef me prometió que va a volver a postear. Y que me va a dedicar su primer mensaje. A ver si es cierto…

  • Bienvenidos a la dimensión desconocida

    Que me llamen loca por escribir en pijama a las 6.39 de la mañana. No me importa. De todos modos, el día amaneció extraño, así que una manifestación de personas preocupadas u ofendidas por mi inestabilidad mental no haría sino añadir un toque de especia al día.

    Soñé, toda la noche, que estaba armando un paquete de viaje que nomás no quedaba. Ya desde ahí es raro todo, porque son pocas las veces que en vez de soñar caras y hechos, sueño un monitor, y todo lo que pasa en el sueño, pasa en el monitor(1). Despierto. Veo que no estoy dentro de una compu (o eso creo). Bien. ¿Qué sigue? Ver el correo y encontrarme un escrito mega guau de Alberto acerca de las ciudades. Está muy bonito, ojalá lo publique en algún lado. Luego, también en el correo, me topo con la noticia del Big Brother Africa, que se me hace que es una cosa densísima: gente de diferentes países africanos, encerrada junta, con cámaras de tele… se me hace, de entrada, un experimento más interesante que Big Brother México. Me imagino a descendientes de los boers, zulúes, marroquíes, gente de creencia animista, mahometana, cristiana, personas de tribus que llevan años en una batalla sangrienta, nietos del apartheid, tanto de sus promotores como sus detractores…

    Ya sé, probablemente BBA fue una basura como BBMéxico, pero fue una visión interesante.

    También en mi mail: la noticia de que Europa propone un ‘día libre de autos’. Nice, Muchas ciudades inglesas participaron. Cierran las calles, la gente saca las bicis, todos felices. Me imaginé un día así en Mex. ¿Sería suficiente nuestro metro para que toda la ciudad se mueva de un lado a otro? ¿Trataríamos de ir a pie? Suena bonito. Pero antes de que pase, me gustaría vivir un poco más cerca del trabajo (todo se va relacionando con el texto de Alberto sobre la ciudad. Curioso.)

    Luego, mi gato me llama urgentemente (no Beakman, la Negra). La sigo. Se detiene en el baño, en un rincón, y se queda mirando… nada. Lo jurito. Mira el rincón como si hubiera algo, y maúlla como cuando está en plan de cazar ratones. No tiene miedo, pero la mirada alerta y fija en un punto (en el que yo no veo nada) a mí sí me da miedillo. Y luego, lo que sea que mi gato haya visto se va, o la Negra pierde el interés, no sé. El chiste es que, muy satisfecha, deja de maullar y se sale del baño.

    Son las 6.55 y tengo que bañarme. Miedo. Poquito.

    Luego, Canal Once y lo que venga. Bostezo. Huevita.

    En fin, saludos a todos y gracias por las porras. Voy a imprimir sus comentarios y se los daré a mi jefa en la próxima junta grillera :D

    PD. Los textos sobre Africa me llegan gracias a un amigo de Cliff. Por cierto, su papá me mandó unas fotos. Extraño a mi amiguito :(

    1. Hace muchos ayeres, cuando era adicta a la red, tenía una infatuación por icq. Nos pasábamos la noche y el día platicando por icq y, cuando él se iba a dormir, yo ponía en replay las conversaciones del chat de icq. El punto: mi vida era el icq. Luego nos conocimos en persona, las cosas no funcionaron, etcétera. Pero el punto es que, en esos días de horas y horas de icq al día, el rato que dormía… soñaba mensajitos de icq. Lo juro. Mensajitos con fondo negro y letras rojas, o chatscitos, o… el caso es que no me veía yo, ni mis manos, ni el teclado, ni al interlocutor. Sólo pantallitas de icq poblaban mis sueños. Ahora sí, enciérrenme.