Estoy muy contenta: Ricardo Guzmán Wolffer, que es amigo y gran escritor mexicano, acaba de publicar una reseña preciosa de ¡dos! de mis libros: habla de El ataque de los zombis (parte 1500) y de Cambiamos para ser más como somos. Aquí la pueden leer:
Y otra cosa: Alberto, mi esposo, publicó una nota muy bonita sobre otro de mis libros –Ojos llenos de sombra– en su Instagram. Acompaña la foto que se ve arriba y que es la portada de la nueva edición.
¿Les gusta la nueva portada de Ojos llenos de sombra?
Hoy cumplo cuarenta y cuatro años. Como Sam Gamyi cuando llegó al borde de sus rumbos conocidos, me detengo un momento para mirar hacia lo que queda atrás y, luego, hacia lo que me espera adelante. Con Sam, puedo decir: esto es lo más lejos que había llegado hasta ahora. Y entiendo el vértigo y la expectación del hobbit, si bien me queda claro que la vida es siempre eso: dar un paso adelante de lo más lejos que habíamos llegado hasta el momento anterior.
Ha sido un año intenso y sorprendente. Si al cumplir los 14, los 24 o los 34 me hubieran dicho cómo iban a estar hoy las cosas, seguramente me habría costado creerlo. Es más: si me lo hubieran dicho al cumplir 43, igual me habría parecido increíble. Pero eso es lo que tiene la vida: una capacidad enorme para sorprendernos y demostrarnos que, por control freaks que seamos, al final ella hace lo que se le da la gana.
Lo curioso es que, control freak como soy, estoy conforme con eso. Últimamente he estado dándole muchas vueltas al tema (tema: «la vida». Ahí nomás) y me ha gustado la idea de que el chiste de vivirla es tratar de dejar el mundo un poquito mejor de como estaba. Quizá no en términos absolutos, pero sí en lo que queda a nuestro alcance. Me gusta por eso una frase famosona de John Wesley, fundador del metodismo:
“Do all the good you can, By all the means you can, In all the ways you can, In all the places you can, At all the times you can, To all the people you can, As long as ever you can.”
Es decir:
“Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, de todas las formas que puedas, en todos los sitios que puedas, a toda hora que puedas, Ta toda la gente que puedas, tantas veces como puedas.”
En fin. Que hoy cumplo cuarenta y cuatro años. En los últimos 365 días he tenido material suficiente para enojarme, indignarme, entristecerme y desesperarme. Pero también para conmoverme, alegrarme y esperanzarme. He perdido a seres queridos, me he acercado más a otros e incluso he podido forjar nuevos afectos. Se detuvieron los viajes, pero descubrí aspectos de mi casa que ignoraba. Se alejaron algunas personas, pero otras se acercaron. Es como si la vida fuera un vals o como las olas del mar.
Y sí. Los cuarenta y cuatro me encontraron en modo cursi. Pero, ¿qué le hacemos a eso? Disfrutarlo, ¿no? Sobre todo porque me siento querida. Corrijo: Me sé querida. Y eso me impulsa a esforzarme más para dejar un mundo un poquito mejor del que recibí, aunque sea sólo a través de lo que mejor sé hacer, que es inventar historias :)
Mañana, viernes primero de mayo (del año de la pandemia), por la tarde, probaremos a hacer un visionado conjunto de Monty Python y el Santo Grial (1975), utilizando la extensión para Chrome de Netflix Party (que permite que varias personas vean la peli y chateen a la vez). En caso de que quieran unirse a nuestro experimento, aquí van las instrucciones:
Necesitan tener una cuenta de Netflix, usar el navegador Chrome e instalar en éste la extensión Netflix Party. Aquí la pueden bajar y aquí se ve cómo se usa. Y luego:
Ingresen a Netflix en su navegador.
Vean nuestra transmisión de mañana (viernes primero de mayo, etcétera) en el canal de YouTube. Será a las 6:00 de la tarde (hora de la ciudad de México), y será una breve lectura de nuestra serie de #LibrosParaLaCuarentena.
Estén pendientes a que en el chat de la transmisión les pasemos el link de la sesión de Netflix Party.
Copien el link en su navegador y asegúrense de que el icono de Netflix Party esté en rojo.
¡Y listo! Además de que será divertido acompañarnos aunque sea a distancia, Alberto puede contar muy buenas anécdotas sobre la peli, porque la estudió para hacer su tesis de maestría. (Y así sentirá que todo ese esfuerzo sirvió de algo.) ¡Nos vemos en el cine!
¿Por qué escribir en un blog casi abandonado? No sé. Hoy tengo un poco de nostalgia. Me asomé a buscar una entrada en específico, de cuando trabajaba en Canal Once y me tocó mi Segundo Fin del Mundo, pero no la encontré. En cambio, hallé otras posteriores a ese fin del mundo: de cuando empecé a hacer mi servicio social, por ejemplo; o de cuando empecé los trámites de titulación. Encontré lo que escribí cuando me publicaron mi primera novela y algunas muinas que pasé al trabajar en el INBA. En resumen, que después de los Fines del Mundo, la vida sigue de algún modo (hasta que llega el Fin del Mundo definitivo, que más bien es el Fin de Uno Mismo).
Tengo que recordar eso: que por oscuro que pinte el panorama, esto* no se acaba hasta que se acaba.
El año pasado, varios autores y autoras de México tuvimos la oportunidad de ir a la World Science Fiction Convention en San José, California. Participamos en conferencias, presentamos nuestro trabajo y fuimos parte de la MexicanxInitiative, un proyecto para comunicar a la gente de aquí con los mexicoamericanos de allá (y si entonces nos preocupaba a todos el racismo que se veía, imagínense ahora, ay). Algo de lo más bonito que salió es que varios de nosotros hemos podido empezar a colaborar en proyectos binacionales, y uno de ellos está en Fireside, una revista independiente que ha empezado a publicar, en español e inglés, a gente de México.
Ahora me tocó a mí (con un cuento titulado «Gallinas», o «Chickens») y estoy muy contenta. Si quieren conocer más sobre la revista, o ver algo de lo que han publicado ya (y estaría muy lindo que así fuera) lo pueden hacer visitando su sitio. De hecho ¡ya hay otro cuento mío allí!