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  • Bandas darksssss

    Bandas darksssss

    Me preguntan en ask.fm de mis 20 discos favoritos de música gótica, como para recomendar a alguien que no sepa del asunto. Y que me pongo toda emocionada a responder… y que se me acaba el espacio antes de llegar al 12 :(

    Así que aquí va mi respuestota al tema, aclarando que son MIS preferencias y que seguramente difieren de las de otras personas, pues qué.

     

     

     

    1. Algo de The Clash, The Damned o, por supuesto, los Sex Pistols, nada más para recordar que el gótico viene del punk, pésele a quien le pese. Digo, nos podríamos ir más atrás, al glam o al reggae, pero no acabaríamos nunca. Así que empecemos con el punk. De esos, mi favorito es The Clash. Recomiendo London Calling, disco de 1979

    2. Los primeros hijos del punk. Yo digo que ahí tiene que estar Siouxsie and the Banshees y luego su otra banda, The Creatures. Yo le tengo mucho cariño al Nocturne, que se grabó en vivo en el 83 (hay una versión remasterizada y expandida que está muy bien). A pesar de que le tengo cariño a ese, me parece mejor, por ejemplo, el Through The Looking Glass. Y bien tramposa yo, si hay que quedarnos con uno solo, recomiendo el Very best of Siouxsie and the Banshees (aunque no trae su cover de «The passenger», que es mi rola favorita della).

    3. Los primeros vozarrones. Una de las características más frecuentes del goth es que los vocalistas masculinos suelen hacer voz de Leonard Cohen. Pues de las primeritas es Joy Division (de hecho, el nombrecito de «gótico» surgió a partir de una reseña de la música de Joy Division). Y de Joy Division… bueno, ya que estamos con una lista para turistas que visitan Ciudad Gótica por primera vez, pues The Best of es el álbum a buscar.

    4. Bauhaus, que es considerada la primera banda de protogoth (?). Y que es una chingonería, con perdón. El disco tendría que ser el primero e imaginarse qué sintieron sus primeros escuchas, uff. (Se llama «In The Flatfield» y es de 1980)

    5. The Cure, que además es banda medio hijita de Siouxsie (Robert Smith, vocal de The Cure, tocaba con S.) -mi disco favoritísimo es el Disintegration, de 1989, aunque nos saltemos años de historia ;)

    6. The Sisters of Mercy, que es de mis bandas favoritas de la vida. Mi disco es el First and Last and Always, de 1984. Andrew Eldritch, su vocalista, sigue con la ondita de la voz grave. Pero además le meten la caja de ritmos en vez de un baterista. Y es una banda súper influyente en la escena. Hay como veinte mil clones de SoM, y creo que muchos ni cuenta se dan.

    Aquí se nos desmadra todo porque

    a) soy muy mala para los nombres y las fechas
    b) tengo ganas de ir al baño
    c) mis gustos son muy caprichosos
    d) yo no hago mucho caso de las sub-etiquetas, onda «dark wave», «ethereal», «folk gothic» y todo eso
    y
    e) ya me di cuenta de que todavía no metemos bandas de este lado del Atlántico.

    Así que veamos:

    7. London After Midnight. Es una banda de Los Angeles, de los 90, y una de mis consentidas. El mejor disco, para mí, es el primero: Selected Scenes From The End Of The World, de 1992. Dicen que es dark wave.

    8. Switchblade Symphony. Era una banda de San Francisco, compuesta por una compositora y una vocalista, con baterista invitado (bueno, era parte de la banda, pero se fue, entró otro y no pasó nada). También me quedo con su primer disco: Serpentine Gallery, de 1995.

    9. A mí me gusta mucho la música que explora elementos más antiguos (instrumentos, melodías, armonías, qué se yo). De esas, mi favorita es Sopor Aeternus and the Ensamble of Shadows. No tiene disco malo, pero mi favorito es The Inexperienced Spiral Traveller, de 1997.

    10. En esta misma vertiente, recomiendo mucho a Stille Volk, banda francesa. Su disco Exuvies, de 1998, es una joya.

    11. The Legendary Pink Dots nos mete en problemas: no son góticos pero tienen un sonido muy gótico. Y su vocalista y líder, Edward Ka-Spel, es genial. Y por puro llevarme la contra a mí misma, recomendaré un disco de su proyecto solista: The Blue Room, de 1998.

    12. No sé dónde poner a Agata Kristi, así que la pongo aquí. Es una banda rusa buenísima. No sé qué disco, porque los nombres están en ruso y mi maldito ipod no lee ruso así que aparecen un montón de vocales acentuadas raro. Pero el que traiga “Ein Zwei Drei Waltz” es muy bueno. La mayoría de los otros, también.

    13. El Luto del Rey Cuervo. Banda española (así que son “siniestros” y no “góticos”, ja. Me gusta el disco que se titula como la banda. Es de 1998.

    Y tampoco hemos hablado todavía del lado más electro, uy.

    14. Die Form es una banda francesa con nombre alemán y una larga historia. Me gusta mucho de lo que han hecho pero mi favorito, casualmente, es el Bach Project, de 2008, en el que intepretan… pues eso, música de Bach. Y es una grandísima chulada.

    15. This Morn’ Omina. Diiicen que es “tribal industrial” o “ritual trance”. Yo digo que es una chulada. Me gusta Le Serpent Blanc / Le Serpent Rouge, que es un todo compuesto de dos discos y que wow. Es de 2003.

    16. Yendri. Creo que no es muy conocida, pero a mí me gusta. Es un proyecto unipersonal alemán. Su disco Breakdown of Reality, de 2000, trae mi rola favorita de ella, “Suck My Life Out”.

    17. Das Ich. Banda alemana, formada a fines de los 80. En vivo son increíbles. Me gusta mucho Die Propheten, de 1991.

    ¡Y nos falta los mexicanos! A lo mejor es una discusión eterna ésta, que si son, que si no son, pero yo digo que sí son. Algunos, como Santa Sabina, Los Amantes de Lola, son suficientemente conocidos como para que yo los ponga acá. Algo así pasa con Hocico, que es electro y se ha hecho de mucha fama fuera de México. Así que voy a mencionar a

    18. El Clan. Con su disco Sin Sentir, de 1994.
    19. Hueco. Recomiendo el álbum Invierno (no sé el año. ¿Alguien sabe?)

    y

    20. Maldoror. Su único ep, Primer Canto, de 2000, creo.

     

    Pilón: Una excelente recopilación: The Goth Box, de Cleopatra Records, es como un tour guiado por Ciudad Gótica. Muy recomendable.

     

    Pilón 2: Ya se me iba la lista sin mi adorado Voltaire. No es justu, como decía Chava Flores. Y ya que estoy haciendo trampa, hasta propongo dos discos: The Devil’s Bris (1998) y To The Bottom of The Sea (2008) y de una vez otro, que es de dark country: Hate Lives in a Small Town (2010). Ese es de… ¡gothic country! Yiiiiiija!

     

    foto cortesía de Fabienphoto.com
    foto cortesía de Fabienphoto.com
  • Recortes

    Recortes

    En estos días he tenido chance de leer como hacía mucho no leía. Como los libros son de una biblioteca, y no míos, subrayar no es una opción, así que me he puesto a transcribir los fragmentos que me gustan. Y como no quiero perderlos, pondré aquí unos cuantos de ellos. Siéntase el navegante bienvenido de echarles un ojo. Aquí van algunas citas tomadas de ¿Dónde es aquí? 25 cuentos canadienses. Panorama de las letras canadienses. Tomo I. (antología coordinada por Claudia Lucotti).

    «Había dos vientos: el viento en fuga y el viento en persecución. El primero buscaba refugio en los aleros, sollozante, temeroso; el otro lo asaltaba allí y separaba los aleros para obligarlo a huir de nuevo. En una ocasión, mientras ella escuchaba, aquel primer viento de un salto se puso en medio de la habitación, asustado como pájaro que ha sentido en las alas el roce de unas garras: furioso, el otro viento sacudía las paredes y lanzaba zarzas contra la ventana hasta que su presa volvía a alejarse, temerosa,  simplemente para regresar y estremecerse entre los débiles aleros, como si no conociera otro santuario en este páramo enloquecido de polvo». (de «La lámpara al mediodía», de Sinclair Ross).

     

    «Las personas que no demuestran sus sentimientos tienen ventajas prácticas. Pueden ir a que les maten como si no les importara, pueden despedir sin pestañear a sus hijos que van a la guerra. Su educación está dirigida a enfrentar las crisis. Cuando una llega, se saben comportar. Pero en la vida diaria eso es una verdadera masacre. Los muertos de alma y corazón cubren el paisaje de escombros. De todos modos, mantener el rostro impávido hace que la vida sea tolerable bajo presión. Hace que la vida pública sea tolerable; es todo lo que digo, porque en privado la gente continuaba emborrachándose y persiguiéndose con botellas y cuchillos, llamaba a la policía para quejarse de que los vecinos estaban introduciendo gas tóxico por las ventilas, abandonaban infantes y padres ancianos y escribian cartas a los periódicos a favor del castigo corporal, con imaginativas sugerencias. Cuando regresé a Canadá ese junio, por lo menos una cosa había quedado clara: sabía que no tenía nada de malo que la gete se riera y llorara en público.» (de «En la juventud está el deleite», de Mavis Gallant).

     

    «…en lo hondo de nuestros corazones nos rechazamos, y en cuanto a ese pasado que tanto presumimos de compartir, en realidad no lo compartimos, pues cada una de nosotras lo guarda celosamente para sí, con el pensamiento íntimo de que la otra se ha vuelto una extraña y ha renunciado a sus derechos.» (de «La paz de Ultrecht», de Alice Munro).

     

    «Ni se te ocurra pensar que una persona desea morir nada más porque todos consideran que no tiene una razón para vivir», (de «la paz de Ultrecht», de Alice Munro).

     

    «Y allí estaba. Adviniendo. Subiendo por la colina de nuestro jardín de atrás, con el cuerpo inclinado hacia adelante y la túnica ondulándose en el viento. Él advenía. Y yo no estaba lista.» (de «El día que me senté con Jesucristo en la terraza y sopló el viento y me abrió el kimono y Él me vio los senos», de Gloria Sawai).

     

    «Una vez satanás se me acercó, con pelaje oscuro, garras, ojos rojos y todo lo demás. Me exhortó a cruzar la calle y lo hice, delante de un auto que frenó a tiempo. Expliqué: ‘El diablo me dijo que lo hiciera’. En aquel momento no tenía idea de que mis padres no creían en lo que me enseñaban en la escuela de monjas (por cierto, satanás no es bilingüe; habla francés quebequense). Mis padres no tenían Dios y por lo tanto ningún Ángel Caído. Me regañaron por mentir, que era algo que mi padre odiaba y que mi madre hacía regularmente.» (de «En la juventud está el deleite», de Mavis Gallant).

     

    «La realidad, como siempre, era estrecha y opaca.» (de «En la juventud está el deleite», de Mavis Gallant).

     

    Gloria Sawai
    Gloria Sawai

     

  • Lo que he aprendido con un gato enfermo, 1: Antecedentes

    Lo que he aprendido con un gato enfermo, 1: Antecedentes

    Tengo gatos desde que me acuerdo. Mi mamá era una entusiasta absoluta de los gatos y me contagió el gusto, me enseñó a acariciarlos antes de que tuviera yo dos años y me dejó bien claro, desde entonces, que no eran juguetes. Mi primera gatita se llamaba Fererica y cuando murió me dijeron que se había ido de vacaciones. Yo la seguí esperando (que volviera de sus vacaciones) hasta mis siete, cuando me explicaron ese asunto de la muerte y tal. Me dijeron entonces que Fererica estaba enterrada bajo una pequeña loza en el Panteón Jardín, a un par de tumbas de la de mi abuelo, y todo el tiempo que seguimos yendo a visitar la tumba de mi abuelo yo le llevé flores a Fererica, aún cuando, ya más grande, intuía que lo de que estaba enterrada ahí debía ser una mentira piadosa.

    Entre Fererica y hoy he tenido muchos gatos. Eso se debe en parte a que siempre he tenido el hábito de adoptar como entenados a los gatos que andan en mis rumbos: los que se juntaban en las azoteas de mi calle de niña, los de la escuela… Poco a poco fue cambiando mi actitud con respecto a los gatos, yo diría que se fue volviendo responsable: aprendí que, aparte de no ser juguetes, necesitan cierto tipo de comida, cierto tipo de cuidados, ciertos protocolos. Por ejemplo, fue hasta que mi gata Cuca tuvo su tercera camada que alguien tuvo a bien explicarme las bondades de la esterilización. Ahora está muy difundido, pero entonces era una tendencia que apenas comenzaba.

    Y bueno. Les cuento todo esto porque realmente yo creía saber de gatos cuando Primo se enfermó y descubrí, bueno, que no sabía tanto como creía.

    Ahora bien: se los cuento a mis posibles lectores porque pienso que quizá mi experiencia podría resultar de ayuda a alguien que llegue a este blog tan confundido y ansioso como yo llegué a otras páginas, sobre todo en inglés, que me sirvieron en diversas medidas. Digamos que es una forma de darle sentido al estrés de las últimas semanas.

    Y ahora bien 2: les cuento veloz que Primo es un «europeo común bicolor», lo que significa que no tiene sangre noble (por eso nos llevamos tan bien) y que es blanco con manchas negras. Tiene una mancha en forma de corazón en la nariz. Algunos simpáticos han querido decirme que se parece a Hitler, pero yo les rebato explicándoles que Hitler tenía bigote, no mancha en forma de corazón, uff (la verdad es que Hitler es una de las figuras que más detesto, por lo que me cae bastante mal el comentario ése, incluso cuando sé que no lo hacen con mala intención). Primo tiene once años. Está con Alberto desde antes que yo. Y antes de esta enfermedad, la única vez que había salido de casa había sido hace diez años, cuando nos mudamos a este departamento. Creo que sólo faltaría agregar que tenemos otro gato, Morris, que en julio de este 2014 cumple tres años. Y que hasta hace muy poco era el mejor amigo de Primo. Y todo cambió con la ida al veterinario.

    Creo que con eso queda todo dicho en esta primera entrega. Pero, como plus (porque, además, todavía no he compartido nada de «utilidad»), les doy un consejo que resume toda la experiencia: EN CASO DE CUALQUIER CONDUCTA INUSUAL, CUALQUIER MAULLIDO RARO, CUALQUIER CAMBIO EN EL PESO, EL APETITO, EL SUEÑO O LAS DEPOSICIONES (o sea la pipí y la popó) DEL GATO, VAYAN AL VETERINARIO. A UNO BUENO.

    Estoy segura de que eso evitaria que muchas molestias se convirtieran en emergencias.

    fotografía de Margarita Nava
    raquel escribe con la ayuda de sus dos gatos, Primo y Morris
  • Los amigos Begbie

    Los amigos Begbie

    Uno de los personajes que más terror me han dado en la vida es Francis Begbie, amigo de Mark «Papacito» Renton en la peli Trainspotting. Y me parece terrorífico porque creo que, en un momento u otro de la vida, todos llegamos a tener un amigo así: irascible, incontenible, inestable y antisocial. Tanto, que el resto de nuestras amistades nos preguntan por qué seguimos aguantando a ese (o esa, que también hay mujeres así) amigo (o amiga, pues). Y nos encogemos de hombros y decimos Bueno, es que ya que lo tratas no es tan malo, aunque en el fondo sabemos que es una gran mentira. Que nos ha metido en sinfín de broncas y que todavía vendrán más.

    Claro, hay versiones de Begbies más discretas, donde la agresión es pasiva y no se termina nunca en una campal con heridos o detenidos por la policía, pero que igual está presente, en forma de traiciones o chantajes o chismes varios, y de todos modos la gente nos pregunta por qué seguimos aguantando a esa persona (e invitándola a las reuniones que, horror, se disuelven en cuanto llega nuestro Begbie). Y nuevamente mentimos con todos los dientes. Decimos que en sus ratos buenos es generoso, simpática, divertido o astuta, aunque lo cierto es que también nosotros nos preguntamos qué demonios tenemos en la cabeza o en el corazón, porque muchas veces el aprecio por nuestro Begbie es real.

    Hay Begbies que llegan casualmente a nuestras vidas (se sientan a nuestro lado el primer día de clases y se quedan por una eternidad a nuestro lado), Begbies mutantes (que no se portaban así al principio pero que de repente se llenan de odio o amargura, o que poco a poco van dejando escapar a sus demonios, pero que cuando nos damos cuenta ya nadie los aguanta más que nosotros) y Begbies heredados (que eran amigos de alguien más y uno los detestaba, pero el Begbie en cuestión nos adopta y no hay modo de darle el esquinazo).

    La parte más macabra de todo el asunto es que, fuera de su característica antisocial, el Begbie es una persona más o menos común (o sea, no está para el manicure), por lo que siempre puede atacarnos la desazón de pensar: ¿y si yo soy el Begbie de alguien más?

    Yo he tenido varios a lo largo de la vida. La primerita fue una niña que se llamaba Gloria, era mi compañera en tercero de kinder y le gustaba meterse bajo el escritorio a morderle las piernas a la maestra. Era odiosa y me daba miedo. La regañaban todo el tiempo, me jalaba el cabello, me robaba las cosas bonitas que me daban mis papás para llevar a la escuela (un lápiz de hello kitty, unos kleenex decorados, cualquier cosa que me llamara la atención). Y lo peor era cuando los otros niños me decían ¿pero por qué la invitas a jugar? Yo no la invitaba, pero se me hacía horrible darle el cortón. Me quedaba claro que yo era la única persona que ella tenía. Y, peor, su mamá le había dicho a mi mamá, un día que nos esperaban a la salida de la escuela, que Gloria hablaba de mí todo el tiempo y que ella, la mamá, se sentía muy feliz de que su hijita al fin tuviera una amiga. Cuando pasamos a primero de primaria nos tocó en salones distintos y supongo que Gloria adoptó a alguien más. Pero con los años tuve ocasión de experimentar la amistad Begbie varias veces, en carne propia o por interpósita amistad.

    Hubo uno en especial que yo a l u c i n a b a gachísimo porque era soberbio, malmodiento, malacopa, feo y acosón. Para colmo, a ratos era novio de mi mejor amiga y era el Begbie del fulano que me gustaba, así que me lo topaba todo el tiempo sí o sí. En las fiestas largas, cuando su novia y su amigo se dormían, y sólo quedábamos más o menos sobrios él y yo (él, gracias a la coca; yo, porque en esos entonces tenía un aguante portentoso, y no es presunción, ¿eh?) me empezaba a tirar la onda o a querer demostrar su sapiencia o a hablar mal de los dormidos. Otras veces se peleaba a golpes con alguien o se hería solo o se deprimía y se sentaba en un rincón a llorar. En serio, nunca lo quise ni me sentí cómoda cerca de él, pero cuando me dí cuenta ya lo contaba entre mis amigos, como cuando cuenta uno entre sus rasgos personales las enfermedades crónicas: están ahí, nos gusten o no, y no se van a ir. Al menos no pronto.

    En años recientes me han tocado otros tipos de Begbies: más civilizados, menos intensos, pero no por eso menos tóxicos. Y entonces me regresa el terror que me daba cuando Gloria me abrazaba del cuello (lastimándome un poco, sí) y decía: Raquelito y Gloria son amiguitas y no se van a separar nuncamente (y yo odiaba que me dijera Raquelito).

    Y entonces me pregunto cosas: ¿Sabe un Begbie que lo es? ¿Se da cuenta de que los demás apenas y lo toleran por deferencia a la persona que ha tomado como amigo-rehén? ¿Habrá posibilidades de que un Begbie se reforme? ¿Será que una persona puede ser Begbie con alguien pero normal con otros, es decir, que no es una condición del individuo, sino de la relación que establece con alguien? ¿Sufrirá el Begbie cuando llega a su casa? ¿Tendrá miedo de perder a su Renton?

    Ooooooh, Begbies, cuántos misterios esconden, y cuánto terror me inspiran…

    begbie569_0

  • Bitstripeando, 2

    Bitstripeando, 2

    Ya me conozco: si dejo pasar más tiempo, la segunda parte de mi seudotutorial bistripero no va a salir nunca. Así que no espero más y la pongo de una vez por acá.
    Espero que la disfruten.
    Y quedo atenta por si tienen dudas específicas en las que les pueda ayudar ;)

    Lección 2 :P
    Lección 2 :P