Días de estrés, de andar a las carreras, de hacer cuentas que no cuadran y de hacer llamadas kilométricas largamente aplazadas; de ultimar detalles en Canal Once y recibir más felicitaciones de las imaginadas, de dar clase a un grupo maravilloso… bueno, después de todo esto, ayer nos dimos una escapada a El Breve Espacio. Objetivo: ver a Alex Rizo para darle su invitación para la boda.
Paréntesis. Alejandro Rizo estudió en la ENEP Aragón, pero no fue ahí donde nos hicimos amigos. La amistad llegó cuando tomamos juntos el ya mítico curso de Guionismo para televisión educativa. Creo que del semi-grupito de personajes más o menos cercanos que formamos en aquel entonces, sólo Alex y yo agarramos chamba de guionistas luego luego. Yo me seguí por esa ruta, él le dio la espalda para contar historias de otro modo. Hoy canta aquí y allá, y yo le auguro éxito (gran voz, grandes rolas).
Cierro paréntesis.
Pues fuimos. Justo llegamos y comenzó Alex con sus cuates Silverio y Francisco. No fue su mejor presentación, pero estuvo linda. Tocaron ‘Tiempos de canción’, que es una de las rolas de Rizo que más me gustan. Algo de Chava Flores, algo de Virulo, etecé. Luego, se quedó Alex solito en el escenario y (soy cursi, lo sé) nos dedicó una rola a Alberto y a mí. Momento séntido. Lagrimita.
Bajó del escenario, platicamos los cuatro (él y Moni, su esposa; Alberto y yo). Nos felicitaron y desearon buena fortuna, se ofrecieron a ayudarnos en la mudanza que se avecina (se agradece, se agradece) y quedamos de vernos el sabadito.
Fue un relax que nos hacía falta a Alberto y a mí. Y fue un recordatorio (¡uno más!) de que los buenos amigos permanecen, pase lo que pase.
Y a todos esos buenos amigos, amigos entrañables, les mando desde aquí abrazos y toda mi gratitud por el apoyo, la complicidad y la buena vibra.
Una cosa más: nos iremos de viaje post-boda. Creo que regresamos por ahí del jueves. Obviamente, no escribiré en esos días (y me encargaré de que Alberto tampoco lo haga).
Pórtense bien mientras :)
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