Categoría: Varia invención

Todo lo que no cae en otras categorías. O bien: pura loquera.

  • Los ultras

    Parece que en estos días está de moda adoptar una etiqueta política. A mí no me gustan porque me parecen, como las etiquetas religiosas y sociales, muy restrictivas. Cierro los ojos y me imagino a la gente, formada en una laaaaarga fila, cambiando su cerebro por una etiqueta: ‘ultraderechista’, ‘marxista-leninista’, ‘católico apostólico’, ‘metodista’, ‘punk’…

    Tiene su parte agradable: ya no tienes que pensar por ti mismo/a, pues tu ideología tiene ya un manifiesto, unos mandamientos, un código ético o un manual de estilo. La revista Eres indica hasta cómo se deben vestir y qué deben leer y escuchar los diferentes etiquetados sociales. Brrr.

    Pero bueno… se ha estado hablando mucho de las posturas ideológicas y me quedó la semillita de la duda. Porque unos se dicen derechistas orgullosos de serlo; otros, derechistas vergonzantes; otros, semiderechistas, y así. En la izquierda pasa lo mismo.

    Y yo meta a cerrar los ojos y meta a imaginarme… veo un fulano con los brazos extendidos a sus lados. Imposible que las puntas de sus dedos de la mano izquierda toquen las de los dedos de la derecha. Sipi, es una buena analogía. Derecha, izquierda: en los extremos, sólo hay uñas. Corrección: en los extremos, sólo hay mugre.

    Pero lo realmente cagado es que luego de la mugre y las uñas y los dedos y las muñecas y los antebrazos y los codos y los brazos y los hombros (todo simétrico y proporcional entre derecha e izquierda) hay un enmedio. Y ese en medio, ¡qué sorpresa! está un ser humano.

    Así que yo, muchas gracias, ni izquierdista ni derechista: me proclamo humanista. Que ninguna doctrina sea más importante que los sentimientos. Que nuestro lema sea ‘vive bien sin que tu buena vida afecte a otros’. Que, si tenemos chance, ayudemos a esos otros. Con una sonrisa, carajo. Con un poquito de respeto a sus necesidades. Con lo que esté en nuestras manos.

    Pero podemos ir más lejos: mero en medio del cuerpo (aproximadamente) está el ombligo. ¿Se han mirado con atención el ombligo?

    Me pregunto cómo podemos tomarnos en serio una teoría que jode a la gente cuando hay algo tan lindo, redondo y divertido como un ombligo.

    Propongo que todo mundo se dibuje un gato en el ombligo y salga a la calle con el gato al aire.

    Nota 1. Passè o no passè, me late el asunto de la conciencia social. Supongo que por eso soy feliz con mi trabajo y con mi side project :)

    Nota 2. Tengo un ombligo que me gusta mucho, así que todo este post es para no tomarse en serio a uno mismo. Mejor metamos el meñique en el ombligo e imaginemos qué pasaría si éste fuera un timbre: ¡din-dón!

    Nota 3. Hasta la palabra ombligo es bonita. Suena a canción antigua, o a chiste simplonzote.

    Nota 4. Bef volvió a escribir y cumplió su promesa. Desde acá le mando abrazos. Y se los mandaría aunque él no hubiera cumplido la promesa :)

  • Papelitos y papelones(1)

    Días y días sin escribir. La culpa es, por supuesto, de un gato. Creo. Pero también de una cuenta de correo que tuve que actualizar, contestando pinchecientosmil millones de mensajes. Y de un horario más raro que el de costumbre, en la chamba. Y de una auditoría de ‘calidad’. Y de los nuevos cursos de Fatal. Y de una limpieza a fondo.

    Mejor empiezo con lo de la limpieza.

    Resulta que Alberto me invitó a ayudarle a arreglar sus papelillos. A mí me encanta eso: revisar papeles, ordenar revistas, acomodar libros… creo que soy medio autista, porque me fascina. Así que si aguantan que meta las narices en cada papelito y lea y me invente una interpretación a cada recadito, invítenme a arreglar archivos y libreros :)

    El caso es que salieron tres bolsas grandes de basura. ¡Estuvo cansadísimo! También divertido, porque el gatuelo se porta vaciadísimo. Pero se nos fue todo el domingo en eso, y todavía nos faltan algunas cajas… emoción. ¿qué contendrán? :)

    El sábado, en cambio, estuvo de relax: desayunito con la fla-k, platicada sabrosona, un té en una mega super chida casa del té en la Roma (parecía casa de opio, pero sin opio, lástima); clase final del cursito de personajes, cenita deliciosa con Alberto.

    El broche de oro fue culero, pero ya ni me acordaba: lo recordé ahorita al hacer memoria del día. Va así:

    Salgo de casa de Alberto y veo mi autito con la luz prendida. Eso no es normal. Me acerco…. y ¡sorpresa! la puerta de atrás estaba abierta, el estéreo había volado. Quitaron uno de los vidrios de atrás, con tanto cuidado que ni se rompió ni sonó la alarma. Y el jijo ratero, en el colmo de la sociopatía, me dejó el vidrio enterito en un asiento, mis lentes en otro, los discos que traía en otro. El muy wey ni se imaginó que en discos traía yo más de lo que vale el estéreo: tan sólo el disco de Geduldig und Thimann tiene un gran valor… sentimental.

    Total, hice berrinche y me dolió la panza del susto; pero todo fuera como eso… a fin de cuentas, lo que realmente vale, ningún ratero me lo puede quitar (llámenme cursi). Porque incluso si me mataran, no se pueden quedar con mi vida, lero, lero. Y adentro de mi cabezuela están los recuerdos cool, a ver, que me los quiten!!!

    Pus hoy, ya con el vidrio repuesto en su sitio, ni me acordaba del incidente. Total, canto yo, y que se joda el mundo :D

    Y así, cantando, me fui a C.U., donde di una especie de conferencia sobre mi trabajo de guionista. Fue para un grupo de taller de guionismo en la facu de ciencias políticas. Estuvo cool, aunque más tardado de lo que esperaba. Me cae que me late lo de dar clases de guionismo, son las dos cosas que mejor hago (bueno, hay otras, pero son más bien… orgánicas).

    De ahí fui a desayunar con Sandragoritas y Mergruencita, siempre acompañada por Albertito Chimalito. No sé ellos, pero yo me la pasé mega chido. La platicada genial. La comida en Kondorito(2), yummy. La compañía, absolutamente maravillosa.

    De la desayunada, nos fuimos Alberto y yo a ver Baraka. Wow. Qué chido verla, y en cine. No se la pierdan. Es la neta. No sé si yo estoy muy alucinada, pero me encantó lo que entendí sobre lo sagrado, lo humano, lo social. Me puse a pensar que qué triste es que la moda sea el individualismo a ultranza, que se justifique la injusticia social, que haya quienes suspiran por un sistema de castas como el de la India; también me da gusto ver que no soy la única con estos pensamientos tan fuera de moda (por eso leo la revista Colors, por eso trabajo en Diálogos en Confianza, por eso nadie me quiere todos me odian quiero comer gusanos).

    Creo que Alberto va a escribir algo sobre Baraka para Fatal Espejo, así que no tiene caso abundar más sobre el tema. Y este post ya está muy largo. Si me quedo con la inercia escribidora, me seguiré en el otro blog, porque sigo maravillada por Baraka, y reflexionando sobre lo que me preguntaron en la platicada en CU: ¿Piensas que tu programa hace algo por la gente? La respuesta me salió del esternón, bien espontánea y honesta: ‘Creo que sí. Creo que hacemos un trabajo social. Y me gusta mi trabajo más que nada en el mundo, justo por eso’.

    (1). Sin albur

    (2). Ya sé, se llama Konditori. Pero Kondorito suena más bonito.

  • Ya, prometo que es la última de hoy.

    Un kinder para señores. ¿Qué tal? Informes aquí.

  • Miscelánea

    1. Sin embargo, estoy en un buen momento amistoso. Muy linda gente llegó a mi vida en los últimos tiempos. Eso hay que aprovecharlo.

    2. Se me hace que ya sé por qué ya no escribe Bef : Me dijo Alberto que recién se enteró que Bef ganó una beca o coinversión o algo así. Lamento no tener los detalles exactos, pero chidísimo por Bef. Mil felicidades. Pero de todos modos… si no me dedica su post pronto, como prometió, le haré una manifestación/plantón para forzarlo a que me dedique su libro de comics :P

    3. Había olvidado agradecer sincera y profundamente a Rasabadú por cumplir su promesa y dedicarme un post. Además de todo, un post muy muy chido que me dejó pensando en mis propios sueños. Querido Rasabadú, en cuanto tenga un ratín le contesto con un post acá sobre mis propias ensoñaciones.

    4. Ya, alguien diga que sí quiere al gatito. Hoy durmió en mi cama. Y ronroneó. ¿Se dan cuenta de lo cerca que estoy de que me corran con todo y gatos? :)

  • Huh, vaya lío…

    Desperté con esa rola en la cabeza. ¿Es de Flans? En todo caso, me quedé pensando en la de líos que me he metido porque a alguien se le ocurrió la cursilada de ‘Los amigos de mis amigos son mis amigos’. Antes de que se me considere antipática (welcome to mi lado otscuro), aclaro un par de cosas.

    1. Me late que los amgios me presenten a sus amigos. Es una excelente forma de ampliar los propios círculos.

    2. Yo de vez en cuando presento a mis amigos entre sí. Y han pasado buenas cosas.

    El problema es cuando alguien piensa que por ser amigo de A (digamos… Claudia, mi amiga de la adolescencia) es automáticamente amigo de B (digamos la amiguita adolescente de Claus, es decir, yo). Argh. De pronto, una fulana a la que habíale hablado dos veces en mi vida se me acerca y me abraza y me dice que ya sabe todo de mi truene con Jonathan (grrr. ¿quién le contó?) y que lo que debo hacer es… equis. En todo caso, ¿de dónde sacó la confiancita? ¿De que es amiga de Claudia?

    O bien, C (pongamos por caso mi papá) se casa y cree que por arte de magia voy a llegar corriendo con su esposa a decirle ‘Mamá’ y confiarle todo lo relacionado con mi vida… a mis 22 años. Esteee…. ¿no tiene que sembrarse primero la confianza, crecer y todo eso?

    A veces pasa que inmediatamente hago click con los amigos de mis amigos. Como una amistad a primera vista (que no existe, lo sé: digamos que surge una química que hace fácil el trabajo amistoidal). Veo al amigo de mi amigo o a la amiga de mi amiga y me recito al oído (es difícil eso de recitarse uno mismo al oído: requiere de práctica y concentración): ‘Reich’l, estás ante uno de tus futuros mejores amigos -o amigas-‘.

    Pero otras veces pasa que me caen mal los amigos o amigas de mis conocencias. No dudo que sean gente hermosa y simpática, que tengan mucho en común con alguien a quien quiero, que opinen que yo soy una persona encantadora (eso habla mal de su estabilidad mental, por cierto). Simplemente me caen mal. No los soporto. O me dan hueva.

    En casos intermedios, sencillamente son personas que me resultan inaccesibles. Ante mí veo una superficie completamente lisa, de la que no sobresale ninguna arruguita de la que me pueda agarrar. No les hallo por dónde, pues.

    Yo, que soy de esas personucas que en las fiestas prefiere el rincón que el centro de la pista, que procura tener amistades que duren años, que tarda en abrirse porque sabe que lo de adentro no es precisamente manzanas acarameladas… bueno, pues yo soy de esa gente que cree que la amistad requiere tiempo, esfuerzo y voluntad de las dos partes. Antes de eso, se tiene cuates que pueden ser divertidísimos: cuates laborales, de cantina, de fiesta, de equis o ye. Pero no amigos a los que se puede acudir en el peor momento a contarles cómo duele haber visto a un perrillo atropellado en el Perriférico (por poner un ejemplo de los menos trágicos).

    Y claro, además de todo está la paranoia: si no me preguntan quién soy y qué quiero y qué pienso… ¿cómo putas les voy a creer que les interesa ser mis amigos?

    Por último, me ha pasado la peor de las desgracias: presentar a mis dos mejores amigas y que hagan un click tan grande, tan instantáneo, tan genuino… que se pongan a construir una amistad entre ellas y me dejen a mí bailando. Es como que te deje tu galán por tu amiga (o tu chava por tu amigo). O peor. Y por supuesto que es peor a tener dos amigas que no se soporten.

    (Más sobre amistades, pronto, en ‘La otra Rax’).