Categoría: Varia invención

Todo lo que no cae en otras categorías. O bien: pura loquera.

  • Un martes

    Amanece. Suena el despertador y abro los ojos. Los vuelvo a cerrar. ¿Qué clase de persona pone el despertador a las 6.15? Yo, por supuesto. Pero lo hago de noche, cuando estoy cansada y las neuronas no me funcionan del todo (especialmente desde que me quedé sin cerebro). Así que el despertador podría tener un poco más de sentido común e ignorar esa orden realizada sin tener pleno dominio de mis facultades mentales.

    En fin. El despertador suena de nuevo a las 6.20, 6.30 y 6.45. Me levanto entonces, con la sensación de que la vida se está yendo muy aprisa, muchísimo, y que si no me quedara dormida 30 minutos a partir de que suena el despertador, ya tendría alguno de los proyectos concretados.

    Claro, para levantarme a las 6.15, tendría que irme a dormir a las 10, y entonces, de todos mdoos no tendría tiempo de concretar nada (quizá porque, para empezar, los proyectos son fantasmas nebulosos, y no tienen aún ni pies, ni cabeza, y quneu tuviera tiempo, no podría concretar gran cosa).

    La vida, señores, se me escapa. Apenas ayer era una chamaquita de 27 años. Hoy, sigo teniendo 27 años, pero no me siento chamaquita: me siento una anciana desvelada, con dolores varios (muñeca, espalda, cabeza, ojos, garganta, etcétera).

    Hace un poco, era una aprendiz, entrando a un trabajo temporal ‘en lo que acaba la huelga’. Hoy, llevo como cinco años en el trabajo temporal, soy la más antigua de los guionistas de este programa… claro, sigo siendo aprendiz, pero hay quienes creen que me las sé todas (y me aterra que crean que tengo tanta expertición).

    Creo que este blog está por llegar a un punto muerto. Creo que es casi hora de una pausa.

  • Domingo

    Y bueno, ayer fue la presentación del libro de Luis Felipe. el hombre irradiaba felicidad. me da muchísimo gusto verlo tan contento -y es que no es para menos: los comentarios que hicieron los presentadores fueron mega chidos. Vaya, nada que ver con el señor de la Borbolla y su clase sobre greguerías (ver la presentación anterior de un libro de Luis Felipe, en este mismo blog).

    Terminado el evento dejamos la Feria para ir al Corona. Y es que la Feria del Libro era un hormiguero, la neurosis comienza desde que te formas a comprar los boletos, entre el ruido de coches, gente, organillo y demás. Es de locos. Y adentro peor.

    Pero me estoy brincando pasos….

    Ya lo contaré con calma. Ahora estoy trabajando pero no quería dejar pasar la ocasión para felicitar desde acá a don Luis Felipe.

    ¡¡¡¡FELICIDADES, LUIS FELIPE!!!!

  • Los exes, parte 3

    Conozco gente que ha logrado pasar de ser ‘exnovios’ a ser ‘grandes amigos’. Dicen que vale la pena el largo proceso. Pero un par de ellos dicen también que la amistad fue antes de la relación parejal, que fue durante, y que fue después.

    A decir verdad, yo tengo un amigo de esos, favorito entre los amigos (aunque nos vemos más bien poco) y no cambiaría un minuto de amistad por una vida de parejosidad con él.

    Por su parte, tengo una conocencia (no es quien se imaginan, aunque no sé a quién se imaginen) que cada que ve a su ex, termina en brazos de dicho ex, y sufre porque el ex no va a dejar a su actual pareja. Si yo fuera ella, sufriría, lo entiendo bien. Pero si fuera la actual pareja, sufriría también, y probablemente mucho más (por la confianza traicionada, por la burla, por el amor no correspondido del todo, porque una infidelidad, un engaño, no suena a mucho amor). Y supongo que el otro eje del triángulo sufre también, porque está presionado de un lado y de otro. No sé. Igual y lo goza. Es su pedo.

    El caso es que yo no puedo controlar lo que hace mi pareja, ni lo que hace su ex, ni lo que hace mi ex. Pero sí tengo control (maravilla) sobre lo que hago yo. Y puedo elegir no hacer estupideces que luego me lastimen, o lastimen a otros.

    Y ahora sí, paro mi verborrea por hoy.

    Nota: Raquel lleva años trabajando en un programa sobre relaciones de pareja. Es por eso que le sale ese chocante tonito doctoral, y es por eso que se apasiona con los temas del tipo. Raquel prende su messenger y su icq de tanto en tanto, y lee las penas amorosas de sus contactos, y les pasa -a solicitud- investigaciones y guiones relativos al tema, tomados directamente de sus años en ‘De amor y desamor’ de ‘Diálogos en Confianza’. Raquel no cobra por estos servicios. Je

  • Moraleja dos: buenas costumbres

    1. No hables acerca de tu ex con tus amigos, enfrente de tu actual pareja. Una cosa es que tu pareja sea cool y quiera saber de tu vida (o sea morbosa y te pida todos los detalles) pero otra cosa bien distinta es que ella esté de testigo mientras le cuentas a alguien más esas cosas.

    2. Cuando se topen tu ex y tu actual pareja, preséntalas. Y presenta a la ex como ‘Fulanita, de quien ya te he platicado’ y a tu actual como ‘Menganita, mi novia’.

    3. No le ocultes a tu pareja que anduviste con tal o cual de tus actuales amistades. De todos modos se va a enterar, y va a pensar mal si se entera de una boca que no es la tuya.

    4. No accedas a renunciar a tus amistades a causa de tu actual pareja. Es decir: si hace diez años tuviste un affair con Zutanita, y ahora es tu mejor amiga, que chille tu actual pareja, pero no renuncies a tu amistad.

    5. Pero no dejes que Zutanita te diga ‘corazón’, que hable únicamente de cosas que es obvio que tu actual pareja no entiende porque no estuvo ahí, o que te dé besitos de lengua ‘amistosos’.

    6. No pretendas que tras dos meses de haber terminado con alguien ahora resulta que ya son los mejores amigos del mundo. Es más: si lo crees, piénsalo bien. ¿Seguro que ya curaste tus heridas? ¿Que ni tú ni tu ex tienen la fantasía de volver, volver, volver?

    7. Si tu ex te pregunta si tienes pareja actualmente, y la tienes, díselo. Nada de ‘pus ahi la voy pasando’ o ‘salgo con alguien’. ‘Salir con alguien’ es informal. ‘Ando con Perenganita, la quiero mucho’ es bien distinto.

    8. No tienes que contarle todos los detalles de tus relaciones anteriores a tu actual pareja. A fin de cuentas, tu intimidad es tuya, tu pasado es tuyo, y el límite lo pones tú.

    9. Siempre y cuando dejes el pasado en el pasado: que tu ex haya sido superponedora no implica que cada que la veas acabes empiernado con ella y que a tu pareja actual le salgas con ‘es que así nos llevamos’.

    10. Ok, quieres ser amigo de tu ex (habiendo tantos millones de personas buscando tu amistad, tú quieres ser amigo de alguien con quien, por una razón u otra, las cosas acabaron mal. Cada quien sus masoquismos). Se vale, claro, y hay exes que se hacen tan buenos amigos, que hasta se olvidan de que fueron pareja y eso es como uno de los resbalones de la amistad (como cuando uno perdió sin querer el libro favorito del otro, o como cuando lo dejó plantado, un detalle nimio, pues). Pero para llegar a esto hay que recorrer un camino largo: primero, nada de que ‘lo pasado, olvidado’. Nah. Para dejar algo atrás hay que solucionarlo, hablar, dejar claro qué salió mal, qué se vale y qué no en la nueva amistad, pedir perdón por las ofensas causadas y perdonar las recibidas. Aceptar que el lugar de ‘amigo’ no es idéntico al papel de ‘pareja’ y que habrá otra persona, tarde o temprano, para quien serán los besos, las atenciones, las confidencias, la intimidá. Asumir de antemano que esa persona ocupará su propio espacio, que tiene derecho a ello, y no es ni un ‘extraño’ ni un ‘intruso’ y que llegará el momento en que tu ex y esa persona harán planes juntos (y habrá un ‘nos’ en vez de un ‘me’, e irán juntos a muchas partes).

    10bis. Vas a sufrir, vas a recordar ofensas aparentemente superadas, te vas a enterar de cosas feas que tú le hiciste, y cómo se sintió al respecto. Va a haber momentos incómodos, ajustes difíciles, instantes en que preferirías mandar todo a la chingada y empezar una amistad nueva, que no parta de problemas añejos o de relaciones fracturadas. Pero si sientes que esa amistad con ese ex vale la pena, hay que apechugar todo eso, y probablemente muchas cosas más: periodos de lejanía, en los que ambos estarán asimilando lo sucedido hasta el momento, momentos de duda, de atracción, de repulsión, de pasión amorosa o de pasión odiativa. En fin… que convertir una relación amorosa terminada (y sobre todo, si terminó mal, para ambos o para uno de los dos) es un proceso tan largo como tratar aguas residuales (lo mismo están llenas de mierda, y, a fin de cuentas, se recomienda no beberlas). Y el que tenga ojos para oir, que hable.

  • La ex

    Quedé de ver a Alberto en CU. Iba camino a la cita cuando recordé que una su ex (la última ex que tendrá en su vida, si de mí depende) sigue rondando por esa universidad (y ocasionalmente por su vida. Hay exes que sencillamente no se quieren ir, no quieren, dejan su olor o creen que porque pasa el tiempo se olvida que fueron pareja, que luego hirieron y fueron heridos/as, y llaman y saludan como si nada, como si de veras un silencio más o menos largo pudiera borrar lo de abajo; yo, por suerte, tengo sólo un ex que entra en esta categoría, y cada vez está más lejos… como que ya se dio cuenta de que una amistad no se basa en silencios).

    En fin, voy hacia CU y recuerdo que la ex anda por allá, y como sé que voy a llegar tarde porque mi camión-tortuga se arrastra sin prisa por Insurgentes Sur, me imagino que, cuando llegue, ella estará sentada a la mesa en la que él me espera y tendré que templar mi ánimo cavernícola para no hacerle mala cara, saludarla con amabilidad, sentarme a la mesa (porque en el otro lado de mi mente torturosa, entiendo que, por mucho que me extrañe la relación seudoamistosa de mi pareja con sus exes, no puedo, ni debo -y en realidad ni quiero- intervenir en eso: a fin de cuentas, toda persona tiene su pasado, y sería idiota, infantil y muuuuy egoísta pretender que una vez que alguien está conmigo su pasado se borra. Como bien dice Luisfe, ‘agua pasada no mueve molino).

    Total, que me imagino la situación y ensayo mi mejor cara, para que no suceda lo de una cierta vez, hace muchísimos años, casi diría en otra vida, que me cayó de sorpresa el ex con su pareja del momento, y yo estaba -horror- en el memorial de mi mamá, y al verlo sólo pude soltarme a llorar (como el cochinito que se cayó de la cama). Claro, me dije: la situación es muy distinta y han pasado 12 años. Ya no soy adolescente, soy una adulta (ja) civilizada (doble ja) y si me dan mi lugar y no está la x en las piernas de mi casimarido, todo bien.

    Llego, más calmada, pensando que a fin de cuentas no me toca a mí resolver los enjuagues que dicha ex traiga en su mentecita, ni me toca a mí dictar lo que hará Alberto con respecto a esos enjuagues. Y -sorpráis, sorpráis- lo encuentro… solo.

    Je.

    Nos sentamos. Comemos. Llega Moni, mi amiga, con quien quedamos de vernos, para un asunto de una Asociación Civil que quiere colaboración de Fatal Espejo. Nos cambiamos de mesa, platicamos en el plan más cool.

    Y llega una chavita, se para enfrente de nosotros. La volteamos a ver, yo la descarto: es muy joven para ser de mi generación, así que no es a mí a quien busca. Es de esas niñas tímidas, alumnas de Alberto -pienso- que viene a saludar un rato. Se me figura, un poquito, a cierta conocida mía de los tiempos de la iglesia (la gente de esa iglesia tiene del don natural de vestirse a la moda de edades lejanamente pasadas, cosa que platicaré en otra ocasión).

    Efectivamente, la chavita dice con una voz tan débil que creo que más que oírla, leí sus labios, que quiere saludar a Alberto.

    Y ahí viene Raquel-mamá, que aparece en escena cuando veo niñas frágiles. Me da la empatía, me da ternurita la chava, tan solita, con su torta en la mano, con una sonrisa vacilante, así que la saludo en muy buena onda (porque ogro no soy, caray), comento dos tres cosas con ella, le deseo buen provecho, casi la persigno y le doy para sus papas y su boing en la escuela (soy una matrona, claro, y adopto a las niñas huérfanas, o a las que tienen aire de huérfanas; pero sólo de vez en cuando, porque además de matrona soy todo lo demás que ustedes saben).

    Total, se va la niña luego de que le deseamos buen provecho (siempre mirándola a los ojos, claro, sonriendo con mis dientes chuecos a sus dientes chuecos, total, que somos una hermandad antibraquets) y entonces, cuando está lejos, le pregunto a Alberto que esa quién chingados es. Bueno: sin el chingados. Y resulta (muramos de risa) que es, nada más y nada menos, que la famosa ex. Caray.

    Hay una moraleja en todo esto: convienen más las relaciones amistosas muy estrechas, donde se da la endogamia, porque entonces, el ex de tu pareja es tu mejor amigo, quien a su vez anda con tu ex, quien fue pareja de un amigo mutuo y así, sucesivamente, hasta que renuncias a los celos y disfrutas las amistades y los cotilleos, o hasta que te vuelves paranoide y te alejas, te emborrachas diario y te quejas de lo mal que te pagaron esos amigos del mal.

    Chan-charrán-chan-chan.