El pobre conejo
Esto de Semana Santa vuelve loca a la gente. Lo juro. Ahora resulta que en una iglesia de Pennsylvania, un grupo de actores presentó una obra que se llama ‘No existe el Conejo de Pascua’. El show consistía en ‘mostrar los sufrimientos de Jesucristo’. ¿Y qué mejor manera, que latiguear al Conejito de Pascua, y romperle los huevos? (No, no era un grupo de teatro de judiciales: me refiero a los huevos de chocolate que el conejo lleva en una canasta para regalar a los niños).
Total, que la gente salió del espectáculo ofendidísima. Los niños, en shock total, luego de ver cómo le daban en la madre al dulce y tierno conejito. El pastor de la iglesia dice que son unos exagerados, que no era para tanto, y que no tuvo nada de ofensivo (yo me atrevo a pensar que fue kinky, pero eso no me ofende), ni siquiera porque entre los personajes había un borracho y un mujer auto-mutilándose (quiero pensar que eso era actuación y no un performance gore).
En fin. Que la gente se puso como loca porque, además de todo, los huevos que rompieron los estos muchachos eran los que la congrregación iba a usar el próximo domingo en la famosa ‘cacería de huevos’ (beh).
En mi casa, lo que había era ‘cacería de levadura’. (¡Mi abuela era más criptojudía…!) Pero, por supuesto, nunca se nos ocurrió darle de latigazos a los panecitos que mi abue guardaba con llave en su closet (No era coda: era sobreviviente de la revolución).
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