En la madre
Unos cuantos días sin escribir pueden significar varias cosas: o que no ha pasado nada, o que ha pasado mucho (o que se acabó el mundo, que es una apocalíptica mezcla de ambas opciones).
Bueno: ha pasado mucho.
Tengo jefas nuevas, dos, que se supone que juntas podrán ocupar el espacio dejado por Maru Tamés. Eso de los monstruos de dos cabezas presagia caos, especialmente en un caso en el que la amistad entre contenidos y producción nunca ha sido fuerte. Pero bueh… tenemos dos cabezas, una que no tiene idea de producción, otra que promete no meterse con los contenidos (dúdolo…)
Por su parte, la cabeza de los contenidos quiere que Diálogos (el programa para elq ue hago guiones) se convierta en un espacio de análisis, reflexión y toma de conciencia. Yo me pregunto, luego de cinco años de hacer guiones: ¿pos qué era antes?
Y bueno, pus me deprimí luego de las primeras aproximaciones (tuvimos una junta para que nos dieran LA NUEVA LÍNEA EDITORIAL DEL PROGRAMA). Pero en saliendo de la junta…. que me entero de que hay algo en un periódico acerca de NOSOTROS.
Wow, somos noticia. La nota (de antier) está acá.
El hormiguero estaba vuelto loco. Algunos temen perder su trabajo, otros no. Yo ya había hecho el pacto conmigo misma de que en el momento en que la nueva línea atente contra mis principios, pelo de ahí: mejor pobre que vendida (además de que pobre ya soy).
PERO ayer hubo una SEGUNDA NOTA en el Universal (vean aquí) y una más en la Jornada (que no encuentro. Pero la de hoy en la Jornada está por acuá).
Me imagino que ahorita ya habrán instruido a mis compañeritos del trabajo acerca de lo que sí se puede y lo que no se puede decir, porque la cosa viene en grande. Pero como yo no he recibido instrucciones, pus hablo desde mi ignorancia, je.
A lo que voy es: el ambiente laboral está del carajo, estoy parada en un punto en el que se deciden muchas cosas. La más importante es, por supuesto, la fuerza de mis convicciones. A lo mejor suena cursi en el México foxista, un México en el que las convicciones se miden por el tamaño del cheque, donde se frunce la nariz cuando los maniffestantes no usan ropa linda, donde la corrección política consiste en decir groserías con palabras monas.
Pero realmente creo que es el momento…
(Ya ven por qué no escribo? sobrecarga de información, rencor, miedo, sorpresa, todo se junta y apenas puedo hilar mis ideas).
Ah, una cosa más: si se diera el caso… si hubiera necesidad… ¿apoyarían lo que fue Diálogos en Confianza? ¿firmarían una carta apoyando sus contenidos? Yo sí…
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