Aún intimista: un mal recuerdo

Tenía, hace algunos ayeres, una amiga a la que quería muchísimo. La gente nos pensaba siamesas: a ningún lado iba la una sin la otra. Yo creía conocerla completamente y, en justa retribución, me dejé conocer con mis paranoias y neurosis. Ella era la única persona en ese medio hostil que conocía cada una de mis debilidades.

Creo que la amistad es una forma de amor. Porque yo estaba como enamorada: mi amiga no tenía defectos, mi amiga era lo único que me hacía falta para emprender grandes proyectos, mi amiga era Ley.

No sé qué pasó exactamente, pero me di cuenta de que, por supuesto, las cosas no son como uno piensa. Mi amiga no me había contado todo. Y no me refiero a las cosas emocionantes y tontas (su amor imposible, su travesura límite). Yo no sabía qué la hacía enojar, qué la hacía llorar, qué esperaba realmente de la vida.

Me decía una cosa, pero en sus acciones mostraba otra. Se enojaba por situaciones que a mí me parecían incomprensibles, se indignaba de que no me enojaran las mismas cosas.

Pero -y eso era lo más desesperante- se callaba. Aún cuando fuera obvio que estaba más enojada que nunca, decía que no era cierto y se negaba a hablar del tema.

Incompatibilidad de carácteres. Yo, bien en la vena de ‘hay que hablar de lo que nos molesta’. Ella, hermética, en la onda de ‘nada me molesta y no sé de qué hablas y déjame en paz’.

Hubo intentos de reconciliación, pero la cosa se fue poniendo peor. Ojeta que es una, si no me decía que algo le molestaba, yo lo hacía más y más y más en un intento (idiota o sádico, no sé) de forzarla a hablar.

Luego, simplemente nos divorciamos. Así, sin más. A la fecha ignoro la mayor parte de las preguntas de ayer (con respecto a ella), pero tampoco es que tenga muchas ganas de saberlo. No con ella. Creo que las intuyo, pero con ella todo en la vida era así: intuición, adivinar, tantear para no llegar al límite impuesto en secreto (por ella, claro). Pero los errores de los 13 años (por decir algo) no se deben re-cometer a los 27, creo.

Por eso me entristece un poco cuando una amistad se basa en las listas de discos y libros (esos sí, me sabía el inventario de mi amiga tan bien como el mío).

En fin. Hasta donde sé, ella está en un mundo tan distinto al mío que bien podría estar en otro universo. Me gustaría recordarla con cariño, pero al pensar en ella visualizo una especie de cáscara vacía. No supe que había adentro, así que no sé qué es lo que podría recordar, como decía, con cariño.

¿Será que no supe entenderla? (empieza la paranoia, me voy a desayunar).


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