La mujer era, por supuesto, la hija de la Bruja. Era muy bonita y sabía fingir que era muy buena. Le contó al joven príncipe que era huérfana y que la Bruja, (que en su narración no era una bruja, sino una mujer noble y de buen corazón) la había adoptado. También dijo que sus verdaderos padres eran de la aristocracia local y habían sido despojados y muertos por ladrones.
Perfecto se quedó como huésped de la Bruja y su hija. En poco tiempo, la magnífica actuación de ambas mujeres le hizo pensar que había encontrado a la esposa que buscaba y decidió casarse con la hermosa joven. Y con eso en mente, iniciaron la cabalgata de retorno al castillo.
Pero héte aquí que una noche, cuando pensaba que Perfecto dormía, la hija de la bruja se quitó su disfraz, pues era muy cansado fingir bondad y hermosura de tiempo completo. No contaba con que el principe estaba despierto, y la vio con su verdadera imagen, que era espejo fiel de su verdadera alma. Horrorizado, pero valiente al fin, la enfrentó. La joven, acorralada, tomó unos polvos mágicos que le había regalado su madre la Bruja, y convirtió al joven en el monstruo que Exigentina encontró en el árbol. Y con el monstruo escondido en su baúl, llegó al palacio.
Volvió a fingir bondad y belleza, y dijo al rey que ya estaba desposada con Perfecto, quien misteriosamente había desaparecido. Los reyes la recibieron con cariño, pero dijeron que no podrían considerarla su heredera mientras no hubiera señal alguna de Perfecto.
De esta forma, la única manera en que Perfecto volvería a ser un hombre consistía en aceptar casarse con la hija de la bruja (se llamaba Brunilda). Y para asegurarse de que no escapara, Brunilda lo envió de vuelta al cuidado de su madre la Bruja.
Supongo que no es necesario decir lo sorprendida que estaba Exigentina: su príncipe azul, el Caballero Perfecto, ¡existía! Pero estaba convertido en un ser tan espantoso, que eso no resultaba ningún consuelo. Además, en el fondo se alegraba de que le hubieran dado una lección por presumido: ¿cómo que síolo se casaría con una mujer perfecta?
A los pocos minutos, Exigentina se avergonzó un poquito, porque ella era exactamente igual a Perfecto. Sin duda, terminaría en manos de un brujo, o casada con un monstruo. Entristecida, cerró de nuevo el tronco y volvió a casa de la Bruja, preguntándose si habría algo en sus manos para ayudar al ex-joven.
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