Ayer, un vecino de Alberto me torturó por horas (o bueno, por minutos) con el canto chirridesco y monótono de un plumáceo no identificado (o avni, por ser animal volador no identificado). Hoy veo que Erika Mergruen también anda en un mood pollesco. Y a la hora de darle una limpiadita a mi carpeta de ‘Cuentos Inconclusos que Jamás Llegarán a Ningún Lado’ (cijlnl, por sus siglas), me topé con uno que habla -misterio- de gallinas.
Así que, supongo, tengo la obligación de ponerlo aquí. Y por orden del Pollo que Rige el Universo, ustedes tienen la obligación de leerlo y Alabar al Pollo que Todo lo Es. (?)
Y Rasabadú debería publicar su cuento de la gallina, y el mundo debería convertirse en un gran pollo rostizado
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Rax, al borde del colapso cerebral (creo que a mi cerebelo le salieron plumas).
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