1. London entonces
La primera vez que los vi fue en enero de 1997. Era su tercera visita a México y, si no me equivoco terriblemente, la tocada fue en Rockotitlán. Lo más impresionante aquella vez fue que, al terminar de tocar, los fulanos se bajaron del escenario a pasar el rato con la gente. Como que no se creían las grandes estrellas, y eso se agradece.
Entonces, lo más interesante de London After Midnight era que los tipos estaban buenísimos. Tal cual. Altototes, flaquísimos, super producidos: el sueño dark a todo lo que da. La vieja guardia decía no escucharlos por «posers» (les criticaban mucho que una rola empezara con lluviecita, o que otra se burlara de la otscuridá, o que otra tocara asuntos políticos): era una banda joven de darketines guapos que tenía que demostrar que había llegado para quedarse, y no para convertirse en agrupación de ska como alguna tristemente célebre banda ex-dark mexicana -de la que no hablaremos acá.
En todo caso, Sean (vocalista) y Michael (hombre en la guitarra) se veían más o menos así en esos entonces:
(La foto no es de mi archivo, sino tomada del sitio oficial de LAM. Sepa dios dónde estarán mis fotos de aquel entonces).
Luego los volví a ver en 2001. Dos veces. Una aquí y otra en Los Ángeles (pero no, no soy una de esas seguidoras psicópatas: fue la pura casualidad la que me llevó a verlos en el Whiskey Agogo un poco antes de que vinieran al Salón 21…
Esta es la propa del Whiskey, por cierto.
Y luego estuvieron en el Salón 21, como ya dije. Al terminar el concierto nos fuimos a Dadax y… ¡ahí fueron a dar ellos también! Ya dije que no soy seguidora psicópata, pero tampoco era cosa de desaprovechar la oportunidad de una foto como ésta:
(qué chaparrita me veo junto a Sean. También me veo gorda, pero eso no es a causa de la flacura del tipo: de veras estaba yo muy pasadita de peso (no como ahora, que soy una sílfide. ajá. jajá).
London, ahora
Y la noticia es que tocaron de nuevo en México, después de tanto tiempo (bueno, estuvieron acá en 2003, pero no fui a verlos, así que, para mí, no cuenta). Yo no pensaba ir, básicamente porque 380 pesos por un concierto me parece un dineral, pero fui convencida y financiada por mi querido amigo Memo (por cierto, hoy es su cumple, ¡muchas felicidades!). Así que fui. Y me la pasé bomba. Lo mejor de todo es que ahora London after midnight es una banda con sus buenos años (nadie los acusaría de newbies) y el tiempo les ha dado sustancia.
(Ya perdí el punto al que quería llegar, me choca cuando sucede esto. Así que los dejo con fotito de Sean de 2001 y me pongo a trabajar).
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