El secreto de Deíctico

Lágrimas y risas presentaaaa

El secreto de Deíctico

En nuestro capítulo anterior, descubrimos que Deíctico estaba en el baño, en estado de sublimación total (término sentimental, no químico/físico), mirando el contenido de la tina. Agradecemos a los gritos y sombrerazos que preceden a los programas de Diálogos en Confianza el suspense involuntario.

…lo que Deíctico tiene en la tina es…¡una sirena! Pero no es una sirena como las de los libros, mitad mujer y mitad pescado. Ni como las antiguas, que eran como pollos de Bachoco con cabeza de mujer con agruras. ¡Oh, no! La sirena de Deíctico es mitad pez y mitad pingüina, claro. La mitad de arriba es la pingüinal, la de abajo es la… ¿pezal? ¿pescadal? ¿ictial? Bueno, la cola, pues.

Debo decir, en descargo de Deíctico y su costumbre de traer invitados a casa sin preguntar (y esconderlos en la tina, clausurando la posibilidad familiar de acudir al baño), que es una pingüirena muy bonita: en vez de blanquinegra, su parte superior es color azul polar con índigo muy oscuro. Y su cola no parece de huachinango ni de mero. Ni de carpa. Y menos de carpa de circo. Es verde intenso, con coquetas escamitas iridiscentes.

Se sienta sobre la jabonera flotante y chapotea con la cola mientras canta no sé qué canciones en su idioma, que se parece mucho al de Deíctico, pero con un acento islandés (¿será pariente de Björk?).

En fin… Cuando Deíctico me vio ahí, parada en medio del baño, con la boca y los ojos bien abiertos, se puso muy nervioso. Me aseguró que hay una explicación, que las Pingüirenas están en peligro de extinción, que no la compró por Amazon (menos mal). Y lo que es más importante: que está enamorado de ella y en cuanto consiga un trabajo digno (¿cuál puede ser un trabajo digno para un pingüino?) le va a proponer matrimonio. ¡Ay, los hijos que crecen y se van! Espero que los genes recesivos no me jueguen una mala pasada y me conviertan en una ídishe mame. :)

En todo caso, el amor de Deíctico por la Björk-pingüina (olvidé preguntar su noimbre… ¿me estoy convirtiendo en ídishe mame?) es palpable: el pescado es la comida favorita de este pingüinito, y en vez de comerse la cola de su amada (o darle un par de mordisquitos, o siquiera lengüetearla), en vez de todo eso, digo, mira esa cola de pescado como una parte intrínseca de la esencia del ser amado (quéeeee tal el término mamuco?).

También me explicó que guardaba el secreto para buscar el momento oportuno para contarme la historia (?). Tendré que esperar con paciencia. Pero al menos, me siento aliviada de que no fue una compra con mi tarjeta de crédito. Y hablé a la Secretaría del Medio Ambiente y me dijeron de forma poco amable que no hay un reglamento que prohíba tener pingüirenas en casa.

Otra buena noticia: El zoo ya dejó de buscar a Deíctico: dijeron que lo encontraron, y ayer fue la gran fiesta de ‘Reinaguración del Pingüino’ (?). En las noticias de las 7 vi el reportaje. Dijeron que encontraron al pingüino extraviado en el metro (jo!). Cuando hicieron un zoom in al pingüino, vi que era una de esas Madres del Perpetuo Bostezo, con su hábito negro y blanco, y cara de azoro. A mí no me engañan con sus trucos para tener tranquila a la ciudadanía (es como cuando perdieron un león y metieron a su jaula a un french poodle con la melena alaciada. Bah.).


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