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VizcaínasMientras escribo esta entrada, Alberto revisa el borrador de una nueva historia que empecé a escribir en agosto. Cuando la empecé estaba muy triste y enojada porque sentía que una amistad muy importante para mí me había cambiado por alguien más. Me enojaba la situación y me enojaba sentirme como en la primaria. Empecé la historia como una venganza, un intento de catarsis o algo así, pero pronto se convirtió en un ejercicio de imaginación muy divertido. Hoy en la mañana ensamblé las dos partes de la novela, que había trabajado por separado, y me emociona mucho decir que, contra lo que yo esperaba, quedaron como si hubieran sido escritas de corridito. Creo. Así que, una vez más, una frustración termina convirtiéndose en germen para algo creativo. Y, lo mejor de todo, aprendí que no importa cuánto tiempo pase, en algunas cosas siempre estaremos como en la primaria. Y que eso no tiene que ser algo malo. Ahora cruzo los dedos, esperando que además de terapéutico y divertido, lo que escribí esté bien hecho y digno de ser publicado :D

 

 

 

 

 


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