Lunes por la morninga

  • Blogger estuvo en huelga todo el fin de semana. Es molesto porque tenía un montón de cosas que escribir (me sentía extrañamente inspirada) y pues ya no se pudo.
  • Acabo de despertar luego de una pesadilla: tenía 35 minutos para pasar en limpio una obra de teatro (coescrita por un tal ‘Jorge’, a quien no conozco IRL, y por mí) mientras el director de la obra (Mario, amigo mío de la secundaria) me veía feo y me trataba de hacer sentir culpable por no tenerla lista a tiempo.

    Los actores ya estaban reunidos, vestidos de negro, cotorreando entre ellos y mirándome de reojo, y el tal Jorge (maquillado como bufón) supuestamente me ayudaba (pero no: sólo estorbaba). Y mientras, una excompañera de la primaria me trataba de llenar la copa de vino (es fiesta, no funeral, repetía constantemente) sin importarle que derramaba el vino sobre mi cuaderno (yo copiaba de un blog amarillo, recuerdo. El último parlamento decía algo de «mientras yo me encargo del aspecto crítico, tú puedes hacerte cargo del co… co… cómico». En el block amarillo estaba escrito con tinta café. En mi transcripción era imposible seguir los renglones y me iba yo chueca…)

    Al terminar de escribir ese parlamento, algo en mí se rebeló: supe que aunque terminara a tiempo, no era tiempo suficiente para que los actores leyeran siquiera el texto, y que la obra sería un fracaso. Así que me levanté de donde estaba escribiendo y… desperté.

    (El sueño, fragmentario, también incluía partes en las que tomaba clase de psicología en la azotea de mi ex-casa (sentados en bancas hechas de Lego). Una compañerita de unos 6 años decía que ella tenía 4 años y estaba preocupada por sus trastornos de personalidad: angustia, depresión, la casa, la escuela y los cuentos (?). Y nos contaba un cuento que yo encontraba muy similar a una película (pero ya no recuerdo a cual). Yo era la consentida de la maestra pero dejaba la clase para hacer la transcripción de la obra de teatro. Al bajar de la azotea, alguien me contaba un cuento que en el momento me parecía de mucho horror (o lo contaba yo?) pero ahora, al recordarlo, no tiene pies ni cabeza.

    Y más tarde (y antes de empezar la transcripción realmente) me jallaba a Pablo Mancilla, quien me decía que estaba en un nuevo proyecto relacionado con venta de relojes importados, o acciones de valores, o algo así.

    Si alguien me hace una interpretación del sueño que me parezca contundente, le doy un premio…


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